Algunos bancos han decidido apostar por el volumen -conseguir el mayor número de clientes posible- y otros se han decantado por el precio, pero prácticamente todo el sector financiero español ha decidido adaptar su cartera de créditos hipotecarios y avanzarse a la entrada en vigor de la ley hipotecaria el próximo 16 de junio. Y, como recientemente apuntaba el Banco de España, el nuevo cambio legislativo no le va a salir más barato al usuario, si bien, las entidades han optado -en general- por ajustar la oferta y por tanto el precio a cada cliente que, eso sí, no tendrá que hacer frente a los gastos de constitución del crédito (tasación y apertura a parte).

Desde que el Tribunal Supremo publicó en octubre su polémica sentencia sobre el impuesto de actos jurídicos documentados (AJD) que dio origen al cambio legislativo que aún debe entrar en vigor, las hipotecas han pasado por una montaña rusa: desde la paralización de firmas hasta las subida de precios, pasando por un retroceso posterior par parte de algunas entidades y, al final, una subida generalizada, aunque limitada.

De hecho, el Banco de España señaló recientemente que la nueva ley encarecerá los créditos inmobiliarios. Y se refería a que la limitación de las comisiones para la amortización anticipada de un préstamo «podría propiciar un cierto aumento de los tipos de interés de los nuevos préstamos», especialmente en el caso en los que se aplica este tipo. Cabe recordar que la normativa obliga a las entidades a limitar al 2% del capital amortizado la comisión máxima en el caso de que el cliente cancele la hipoteca de forma anticipada en los 10 primeros años de vida, y del 1,5%, a partir de los 11 años. Antes de esta ley, el banco y el cliente pactaban la comisión.

«Hemos observado cierto ajuste de los precios al alza de entre 10 y 15 puntos básicos en los diferenciales», afirma Juan Manuel Pedregal, director de producto de financiación del Banc Sabadell. En octubre del 2018, las ofertas más favorables registraban un diferencial del 0,89%. Algunas ahora marcan el 0,99%. Pero ese ajuste llega a ser incluso más elevado en algunos casos. «El diferencial mínimo está en el 1%, pero lo más frecuente es que alcancen el 1,20% o el 1,30%», apuntan fuentes de Bankia. Lo cierto es que las hipotecas que se comercializan ya no tienen mucho que ver con las que se publicitaban en noviembre pasado. Por ejemplo, en la oferta a 30 años de Bankinter, el tipo de interés era del 2,25% y ahora es del 3,35%; Sabadell ofrece el 2,5% cuando hace cinco meses cargaba el 3,45%, CaixaBank no ha modificado el tipo del 3,15%, Santander lo ha subido y Bankia lo ha reducido.

OFERTA ADAPTADA / De todo ello, se deduce que las entidades han optado por una estrategia diferente, aunque sobre todo en apariencia. En la práctica la oferta puede ser tan diferente como clientes acuden a la entidad en busca de un préstamo. «En nuestro caso no ha habido acción reacción: hemos asumido los gastos de las hipotecas como parte de las reglas del juego y hay que rentabilizarlas por otra vía, que es la captación de nuevos clientes», explican en Bankia, un entidad que acaba de lanzar una gran campaña publicitaria de sus créditos para vivienda en la que pretende ponderar la claridad de las cláusulas -No puede haber letra pequeña, dice el eslogan-, para el producto que ofrecen sin comisiones y que, por tanto, asume las condiciones de la nueva norma legislativa.

El sector ha apostado por la hipoteca a tipo fijo. Para la mayor parte de las entidades esta modalidad representa el 60% de la contratación. El tipo los bancos ofrecen en sus campañas es el mejor que puede conseguir el cliente. Y ese solo lo obtendrá si se ajusta a las condiciones que marca el banco, principalmente vinculaciones: nómina, seguros, fondos de inversión y otras. En este aspecto existen diferentes políticas comerciales. En la mayor parte de los casos, esas vinculaciones -particularmente la nómina- significan un ligero descuento, que acerca el precio al de la oferta. En el caso de los seguros, sin embargo, el cliente ya no está obligado por la ley a contratar un seguro de la entidad financiera, podría optar por el de otra entidad sin que eso supusiera un coste añadido.