"Nadie nos pide un crédito para vivienda en este momento", reconoce el director general de una caja de ahorros. Los consumidores prefieren no endeudarse con grandes importes ante las peores expectativas económicas. La brutal caída de la venta de pisos no ha frenado únicamente al sector inmobiliario. Bancos y cajas son igualmente víctimas de la contracción de la demanda de créditos, y también de la del consumo. Muchas entidades temen que el 2008 sea uno de los peores ejercicios en mucho tiempo. "Nos conformaremos si conseguimos crecer un 5%. Pero sin duda, este y seguramente el 2009 van a ser años de transición", reconoce el directivo.

Y es que el negocio bancario se ve acosado por los dos lados de su actividad. Por el activo, el crédito tiende a pararse, pero por el lado del pasivo, la crisis de liquidez obliga a las entidades a ser más generosas en la remuneración de los recursos que captan, lo que tiene un coste mayor. Con lo que el resultado va a ser doloroso para las entidades, que han basado su crecimiento en los préstamos para pisos.

Los datos de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) son muy explícitos de cómo evoluciona el sector. Hasta agosto, las hipotecas concedidas aumentaban entorno al 1,5% mensual, pero a partir de ese mes, el crecimiento se reduce a la mitad. Aún peor, en enero de este año, el alza del crédito hipotecario prácticamente se estanca al subir tan solo un 0,4%. El sector financiero es extenso y no todas las entidades se resienten en igual medida de la contracción del crédito, porque la combaten con diferentes armas.

CAMPAÑA AGRESIVA Entidades bancarias como el Santander mantienen una campaña agresiva en ese aspecto. Pero también lo hacen las pequeñas. La falta de demanda de viviendas se nota sobre todo en la segunda mano. Con lo que es normal que requiera más tiempo vender la vivienda de quienes desean comprar una nueva. Las cajas han puesto en el mercado mecanismos para combatir la situación.

La situación de desconfianza sobre las expectativas económicas se ha notado también en el consumo y el crédito que sostiene ese gasto. El realizado a través de la tarjeta de crédito se adapta más a lo que ocurre con la economía, mientras que la tarjeta de débito se usa para el consumo básico --el supermercado y la gasolinera-- y suele verse menos afectado por el entorno, "se observa una bajada en el uso de la tarjeta de crédito", explica José Sirvent, director general de Mastercard en España. "En una situación de desconfianza el consumidor controla más lo que se gasta y la tarjeta de crédito es la de los sustos", director de medios de pagos del Banco Sabadell. Puntualiza que el tipo de clientela del banco no es la que más se resiente en las crisis.

ESTANCAMIENTO Joan Sitges, responsable de Cofidis en España reconoce: "Nos encontramos en una situación de estancamiento en el crédito, no hay subidas, pero tampoco hay bajadas". Dicho en otras palabras: el volumen de créditos de importe elevado ha descendido, pero el de pequeños importes sube.