Los bancos y cajas españoles reúnen el triste privilegio de ser las segundas entidades financieras más caras y más opacas de toda la Unión Europea (UE) respecto a los costes y las comisiones que cobran a sus clientes, según reveló ayer el informe comparativo entre los servicios bancarios minoristas de los 27 estados de la UE, elaborado por la Comisión Europea. La investigación ha revelado también que las entidades financieras europeas violan sistemáticamente la legislación europea al facilitar a sus clientes un "asesoramiento inadecuado" y una "información engañosa", según la comisaria europea de Consumo, Meglena Kuneva.

El informe supervisó el funcionamiento de las 224 principales entidades financieras de la UE, de las cuales 18 eran españolas y controlaban el 70% de los servicios financieros minoristas de España. Entre esas entidades figuran los bancos Santander, BBVA, Popular, Sabadell, Bankinter y Barclays y las cajas La Caixa, Caja Madrid, Mediterráneo y Bancaja. El coste medio de una cuenta bancaria en España, sumando comisiones y gastos que cobra la entidad durante el año, asciende de media a 178 euros, destaca el informe. Esta cifra es casi el doble de lo que pagan los consumidores en Alemania (89 euros) y casi cuatro veces más que lo que pagan en Holanda (46 euros), dos países con un nivel de renta mucho más elevado que España.

Las entidades financieras españolas también destacan por su opacidad, la falta de transparencia y la insuficiente e incomprensible información que se facilita a los clientes.

En el 90% de los bancos y cajas controlados en España, los gastos y comisiones bancarias eran tan poco claros que obligaron a los expertos del Ejecutivo comunitario a recurrir a contactos adicionales con las entidades para descubrir los costes reales de las cuentas, precisa el informe. En el conjunto de la UE ese porcentaje fue inferior: el 66%.

LOS PEORES Y LOS MEJORES España, junto a Italia, Francia y Austria, constituyen el grupo de países con las entidades financieras más opacas y más caras de toda la UE. "Y existe un vínculo entre opacidad, complejidad y tarifas elevadas", destacó la comisaria Meglena Kuneva.

En el otro extremo figuran Portugal, Bélgica, Holanda y Bulgaria, con los costes anuales más bajos de la UE y un nivel de transparencia y simplicidad en las comisiones por encima de la media europea. Los costes anuales de una cuenta bancaria en esos países oscilan de media entre los 27 euros de Bulgaria y los 58 euros de Bélgica.

"Los bancos necesitan poner orden en su casa con un cambio de cultura en la forma de tratar a los clientes y las autoridades nacionales deben cumplir su obligación de hacer respetar las leyes europeas sobre consumo", subrayó Kuneva. Además del elevado coste y opacidad de las comisiones bancarias, el Ejecutivo comunitario está preocupado por el pésimo nivel de información que facilitan las entidades a sus clientes, el inadecuado e interesado asesoramiento en la colocación de productos financieros y las dificultades que implica cambiar de entidad, lo que ayuda a mantener a la clientela cautiva en unas condiciones poco favorables al consumidor. La eurocomisaria Kuneva citó como ejemplo de las malas prácticas bancarias los anuncios donde se ofrece un préstamo a un tipo de interés del 0% o a un interés muy bajo, sin decir que solo se aplicará durante unos meses y que luego el cliente deberá pagar un tipo mucho más elevado. Lo mismo ocurre con las ofertas de elevada retribución por los depósitos. "Esto constituye una violación de las leyes europeas", denunció Meglena Kuneva, al igual que las cláusulas ininteligibles que siguen figurando ocultas al final de los contratos bancarios.

MAL ASESORAMIENTO La crisis financiera ha resaltado el problema del mal asesoramiento de los empleados bancarios a sus clientes sobre los productos financieros, con promesas de altas rentabilidades y ocultando los elevados riesgos, muchas veces en un claro conflicto de intereses, precisa el informe de la Comisión Europea.

La investigación ha mostrado que muchas veces los empleados carecen de los conocimientos sobre los productos que proponen y que en otras ocasiones tienen interés en colocar esos productos aunque no convengan o sean arriesgados, porque reciben una bonificación por ello, en un claro conflicto de intereses.