El Banco de España lleva años pidiendo algunas de las medidas que el Gobierno ha propuesto en las últimas semanas, como el retraso de la edad de jubilación y el recorte del déficit. Pero lejos de contentarse con ello, la institución volvió ayer a ejercer su papel de Pepito Grillo de la política económica. Si el Ejecutivo no impulsa una reforma laboral "profunda y ambiciosa", advirtió el gobernador, el resto de iniciativas para superar la crisis fracasarán y la economía pasará un periodo "duro y complicado".

El tono empleado por Miguel Angel Fernández Ordóñez fue inusitadamente duro. La regulación laboral, advirtió, es un "fracaso", pues por tercera vez en las últimas décadas la tasa de paro ha trepado hasta acercarse al "inasumible" 20%. El país, añadió, no puede permitirse una reforma de bajo alcance o en varias fases. La prueba es que los tibios cambios aprobados en los últimos años no han impedido que el mercado laboral se ajuste de otra forma que no sea "el castizo y recurrente modelo español de dejar sin trabajo a millones de trabajadores".

"Nuestro mercado laboral ha demostrado ser un barco frágil. Es evidente que la tormenta no es culpa del patrón, pero sí está en su mano repararlo antes de que la tormenta acabe hundiéndolo", argumentó. Incluso en épocas de bonanza, remachó, el paro está entre los mayores de Europa y el crecimiento de la productividad es "mediocre". Así las cosas, el supervisor juzgó clave contar con un contrato indefinido "que no disuada" a los empresarios a crear empleo.

Además, reclamó a sindicatos y patronales que abran la mano en la negociación colectiva y permitan a los trabajadores y empresarios decidir lo que más convenga para salvar su negocio y mantener los puestos de trabajo.

La segunda reforma más acuciante es la de las cuentas públicas para bajar el déficit. Avaló el "ambicioso" plan del Gobierno de recortar el gasto en 50.000 millones hasta el 2013. Eso sí, insistió, en que es inalcanzable si no media una reforma laboral potente. Tampoco será posible, añadió, sanear la banca solo con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancario. Las entidades combatirán la mora, no darán más crédito, y el Estado tendrá que dedicar más recursos a salvar firmas inviables. No podrán, así, financiar el cambio de modelo productivo. El gobernador pidió el mayor consenso para asumir los "sacrificios".