El Banco de España lamenta que Irlanda haya empañado los resultados de las pruebas de solvencia a la banca, que demostraron la fortaleza del sistema español en su conjunto, y critica que los inversores no estén valorando la información que se les proporcionó. Ante esto, el supervisor asegura que mantendrá su firme apuesta por seguir siendo transparentes con el convencimiento de que en algún momento esa política tendrá efectos. Según explicó una fuente del Banco de España, además se insistirá en la validez de los denominados "estrés test", ya que la realidad no ha sido peor que las hipótesis planteadas. La idea del supervisor es que es vital que se entienda la solidez del sistema y su capacidad de aguantar incluso en la situación más adversa, después de que los bancos irlandeses, que también superaron las pruebas de estrés, hayan obligado al país a pedir ayuda. El escenario más difícil de las pruebas a la banca española preveían una caída de la economía del 1,4% en 2010 y del 1,2% en 2011, con un aumento del paro hasta el 20,3% y al 21,6%, respectivamente. En cuanto a las dudas que puedan seguir teniendo algunos inversores hacia el sector financiero español, especialmente hacia las cajas de ahorros, el supervisor destacó el esfuerzo de reestructuración que ha permitido reducir el número de entidades de 45 a 17 en el año. No obstante, advirtió de que el deber del Banco de España es "seguir apretando" para que el proceso no pierda dinamismo. A partir del próximo 1 de enero empieza una nueva fase para las cajas que se han fusionado, en la que tendrán que gestionar el riesgo y la liquidez de manera eficiente para ir reduciendo costes, a lo que contribuirán los ajustes en la red de oficinas y empleados. Respecto a las comparaciones que se puedan hacer con Irlanda, el Banco de España incidió en que el tamaño del sistema financiero de ese país era siete veces el de su economía mientras que en España el volumen de activos gestionados es cuatro veces la riqueza del país, en línea con lo que sucede en Alemania. Aun así, la fuente reconoció que a diferencia de las hipotecas a particulares, los más de 180.000 millones prestados a los promotores son un problema tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, si bien subrayó que el 33% de ese volumen está ya cubierto con provisiones. Durante las épocas de bonanzas, el supervisor español exige a las entidades que guarden una parte de sus beneficios por si vienen tiempos peores, como ahora, en los que la morosidad aumenta, aunque el Banco de España afirma que lo peor ya ha pasado. Eso no quita para que la morosidad pueda seguir creciendo, pero sí hace pensar en que las entradas serán a menor ritmo. El supervisor justifica que la morosidad de particulares en España es baja (próxima al 2,5%) porque en Europa, a diferencia de EEUU, existe la obligación de que si una persona no puede pagar su préstamo hipotecario y se le embarga el inmueble, tiene que seguir haciendo frente a su deuda. Una obligación que, a juicio de la fuente del Banco de España, permite también que las entidades puedan financiar a más población, ya que se entiende que si no fuera así serían aún más estrictos a la hora de conceder un préstamo.