El Banco de España aboga por incorporar esquemas de flexibilidad en las empresas que favorezcan «ajustes de las condiciones laborales» para algunos colectivos mayores, y un aumento de la formación continua para controlar la caída de la productividad y mejorar la empleabilidad de los mayores ante la dificultad de cambio de tareas y puestos con elevada intensidad física, como agricultura, comercio, hostelería o servicio doméstico.

Así se desprende de un artículo analítico elaborado por el organismo supervisor sobre Envejecimiento, productividad y situación laboral, en el que analiza cómo varían la participación laboral y el tipo de trabajo realizado con la edad.

Usando datos de la OCDE, se constata que al envejecer se deterioran habilidades relacionadas con la capacidad para hacer trabajo físico, la comprensión lectora y numérica o el uso de tecnologías. En cambio, la experiencia laboral parece favorecer, en mayor grado, el desarrollo de tareas relacionadas con la habilidad de organización, revisión del trabajo ajeno y planificación, por lo que los de edades cercanas a la jubilación estarían más capacitados para proseguir sus vidas laborales en puestos que requieran un mayor uso de estas habilidades.