Lejos de amilanarse por lo mal acogidas que son sus recomendaciones por el Gobierno, el gobernador del Banco de España volvió ayer a ejercer de Pepito Grillo de la política económica del Ejecutivo. Miguel Angel Fernández Ordóñez advirtió de que es "crucial" que el Ministerio de Economía elabore cuanto antes un plan para lograr una "corrección creíble" del déficit de las cuentas públicas.

Su apuesta es clara: los gobiernos central y autonómicos deben reducir el gasto. Los recientes aumentos de los impuestos especiales del tabaco y los hidrocarburos, opinó en el Congreso de los Diputados, suponen un "primer paso" y resultan "menos dañinos" que subir otros tributos, como el IVA, el de sociedades o las cotizaciones sociales.

Pero esa no es, a su juicio, la solución. No lo dijo ayer, pero sí la semana pasada ante el consejo de gobierno del supervisor: las "expectativas de subidas futuras de impuestos" (ya admitidas por el Gobierno) podrían "acabar esterilizando" los efectos de las medidas anticrisis.

Por contra, apuntó en el Congreso, "la experiencia del pasado muestra que para que los procesos de consolidación fiscal sean exitosos deben centrarse en recortes del gasto público".

El gobernador apoyó el objetivo del Gobierno de volver a un déficit del 3% del PIB en el 2012 para cumplir con Europa. Pero dejó claro que para lograrlo se precisarán "medidas enérgicas" y una ejecución del presupuesto "muy estricta" y no expansiva, ya que el agujero previsto para este año ronda ya el 10%.

Fernández Ordóñez también reiteró al Gobierno, por más que no quiera oírlo, que es "ineludible" emprender una reforma laboral. "Tenemos una estructura laboral totalmente diferente que el resto y un paro enorme: hay que hablar de ello", justificó.