El índice de precios de consumo (IPC) tocará techo durante este mes de febrero con una tasa del 3,5% (dos décimas por encima de lo avanzado por el INE para el mes de enero) y, a partir de ahí, emprenderá la cuesta abajo para acabar diciembre en el 1,7%.

Estas son las previsiones del Banco de España, según figuran en su último boletín económico, siempre que el petróleo cotice en el entorno de los 97 dólares (de acuerdo con los datos que apuntan los mercados de futuros) y que el tipo de cambio del euro no se desvíe mucho de los 1,31 dólares.

Si el precio del petróleo se desbocase, tampoco cambiarían las cosas de forma dramática para el IPC. El Banco de España estima una inflación anual del 2,2% en diciembre bajo ese supuesto. Si por el contrario el barril de Brent cediese hasta los 80 dólares, la tasa anual de diciembre se situaría en el 1,2%.

Las previsiones del organismo que dirige Miguel Angel Fernández Ordóñez --que raramente salen a la luz-- son coincidentes en líneas generales con las formuladas por expertos como los de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) o los del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III de Madrid.

Con su análisis, el Banco de España quiere transmitir que el actual repunte de la inflación es transitorio y que, por lo tanto, "sería deseable" que los márgenes empresariales y los salarios "no reaccionaran ante ella tratando de preservar su nivel en términos reales". En definitiva, la vieja receta del Banco de España: que los salarios se moderen y que los empresarios suavicen las subidas de los precios.

En su último Boletín Económico, el Banco de España expresa su preocupación por la relativa aceleración de los incrementos salariales pactados en convenio en la última parte del año, al calor del repunte del IPC, que acabó el 2010 en el 3%. Esta tasa de inflación servirá de referencia para la cláusula de garantía salarial, que afecta al 45,8% de los trabajadores (el 70,5% en el 2009). El organismo regulador explica el repunte de la inflación, sobre todo por la subida del IVA en julio, el alza de fiscalidad y precios del tabaco, la cotización del petróleo y el aumento de la luz para reflejar los costes de producción.

El Banco de España cree que la subida del IVA de julio solo se ha trasladado en un 50% a los precios y que la otra mitad la han absorbido los empresarios. Se estima que el impacto en el IPC de la imposición indirecta y del encarecimiento de la energía fue aproximadamente similar: 0,7 puntos (1,5 en total). El impacto inflacionista irá desapareciendo a medida que se diluya el efecto estadístico --un año--, por lo que el banco emisor pide moderación a los agentes sociales.