La crítica situación de las finanzas de Grecia amenaza la continuidad del banco francobelga Dexia, muy expuesto a la crisis de la deuda del país heleno. Las acciones de la entidad caían este martes un 33% en la Bolsa de Bruselas después de que la dirección del banco sugiriera que podría desprenderse de parte de sus activos. La situación de Dexia se vio empeorada el lunes a raíz de que la agencia Moody's advirtiera de que podría revisar a la baja su calificación ante el deterioro en la liquidez del grupo.

Los títulos de Dexia ya habían caído un 10,16% en la sesión del lunes, hecho que llevó al consejo de administración de la entidad a celebrar, al cierre de la bolsa, una reunión de emergencia que se prolongó durante seis horas. Esta madrugada, al término de la reunión, la dirección del banco ha emitido un comunicado cuidadosamente elaborado que apunta al desmantelamiento o a la división del grupo. El consejo de administración ha encargado al consejero delegado, Pierre Mariani, preparar medidas necesarias para "resolver los problemas estructurales" de la entidad.

El comunicado señala que "en el contexto actual, el volumen de la cartera de activos no estratégicos pesa estructuralmente sobre el grupo a pesar de la buena calidad del crédito y de sus activos". Los medios belgas interpretan que esos activos no estratégicos son los "activos contaminados" de la entidad, muy expuesta a la crisis de la deuda griega, que podrían colocarse en una entidad especial, y también apuntan varias posibilidades de enajenación. Desde la filial francesa de Crédit Local hasta una filial en Turquía, las posibilidades de venta que se mencionan son diversas.

El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, ha asegurado que tanto el Gobierno belga como el francés harán todo lo posible para no dejar caer a Dexia, abriendo la puerta así a un segundo rescate de la entidad, que ya recibió ayuda pública durante la crisis del 2008, cuando los gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo inyectaron 6.400 millones de euros en el marco de un amplio proceso de reestructuración de la entidad.

"Los gobiernos francés y el belga están detrás de sus bancos, sea Dexia u otro", ha insistido Reynders que ha recordado que para ayudar a los bancos a atender los problemas de los clientes franceses y belgas, lo primero que hay que hacer es prestar asistencia a Grecia."Si resolvemos el problema griego, creo que ya tenemos una gran parte del camino hecha", ha añadido.