A advertencias tibias, oídos sordos. Al menos por el momento. Los mensajes de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España alertando al sector financiero español de que van a vigilar con lupa la evolución del crédito al consumo en el país no se han dejado sentir de forma notable en el balance de las entidades en los seis primeros meses del año. Los cinco grandes siguieron aumentando la cifra de estos préstamos entre enero y junio con el argumento de que su política de concesión es muy estricta.

Bien es cierto que las autoridades han lanzado sus advertencias, al menos públicamente, con poco tiempo para que las entidades las tengan en cuenta de forma plena. «Este tipo de crédito es el segmento de negocio con los tipos de interés más elevados y, dado el entorno de bajos tipos de interés en el que se desarrolla el negocio bancario, podría ocurrir que las entidades estuvieran buscando oportunidades de obtener rentabilidades mayores a costa de incurrir en mayores riesgos, por lo que la evolución de este tipo de crédito y su morosidad habrá que seguirlas con atención en los próximos trimestres», apuntó el Banco de España el pasado mayo.

SUPERVISIÓN ESTRECHA / El informe periódico que elabora la troika como consecuencia del rescate a la banca del 2012 también prometió una «vigilancia estrecha» del crédito al consumo. «Los márgenes de interés de las instituciones crediticias siguen comprimidos en el contexto de un prolongado periodo de bajos tipos de interés. Como respuesta, los bancos pueden verse cada vez más inducidos a otorgar créditos más arriesgados. Ante esta situación, los bancos y supervisores necesitan asegurar una implementación de los estándares crediticios lo suficientemente conservadora, particularmente a la luz del reciente incremento de la demanda del crédito al consumo», advirtió.

La encuesta de préstamos bancarios que el Banco de España presentó hace unos días confirma que los criterios de aprobación de préstamos y las condiciones aplicadas a los mismos se relajaron de forma ligera y generalizada en el segundo trimestre del año, especialmente en la financiación para el consumo. Además, las entidades entrevistadas ratificaron su intención de continuar relajando estos criterios de concesión en el tercer trimestre del año.

BASES BAJAS / Pese a ello, los grandes han defendido esta semana que la situación no es alarmante. «Está creciendo desde niveles muy bajos. Además, en comparación con otros países, en España hay poco uso del crédito de las tarjetas, que es más caro que el crédito al consumo. Tampoco los niveles de estoc son preocupantes», ha argumentado José Antonio Álvarez, consejero delegado del Santander, banco que ha elevado el 9,8% estos préstamos en el último año.

El BBVA los ha incrementado en un 42,2%. «Crecemos de manera importante porque estamos poniendo foco en ello, pero sobre nuestra base de clientes, a los que conocemos bien», sostiene su número dos, Carlos Torres Vila. El ejecutivo, sin embargo, admite que «si se siguen acumulando crecimientos importantes podrían acumularse riesgos, pero no es el caso del BBVA».

Por su parte, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, sostiene que se trata de un crecimiento «lógico y sano», que en su caso ha sido del 10,7%, informa Nacho Herrero. Los saldos de crédito al consumo, argumenta, están alrededor del 25% por debajo de su nivel previo a la crisis y equivalen a alrededor del 7% del PIB, una cifra «muy parecida» a la de los países del entorno europeo. «Desde el punto de vista macro, no veo en este momento un peligro relevante. Esto no quiere decir que no haya que vigilar, porque es nuestro oficio, pero sin una preocupación especial», añade el directivo.

El Sabadell también acumula un alza significativa. «Tenemos un crecimiento del 15% en la nueva producción (12,4% el saldo) y estamos cómodos con ese crecimiento, aunque está algo por debajo de la media del sector», comenta Jaume Guardiola, su número dos. «Nos parece suficiente ese nivel», agrega antes de precisar que la entidad vigila la calidad del riesgo que asume de manera que las consecuencias negativas puedan minimizarse.

Su homólogo en Bankia, José Sevilla, se manifiesta en la misma línea. «Nuestro saldo crece el 9,9%, un nivel no excesivo ni peligroso. Y nuestro negocio de consumo es un poco diferente, solo con nuestros clientes con ingresos domiciliados, de los que tenemos más información. Lo normal es pensar en crecimientos más normalizados este año y el próximo», prevé.