Ni siquiera una acción conjunta de los seis principales bancos centrales del mundo (los de EEUU, la UE, Japón, Canadá, Suiza y Gran Bretaña) logró calmar a los mercados. Después de tres jornadas ruinosas, las bolsas volvieron ayer a caer pero con unos números mucho más moderados, después de que los seis organismos monetarios inyectaran al mercado 180.000 millones de dólares (unos 125.000 millones de euros).

Los inversores continúan sin encontrar la confianza necesaria en un ambiente de negociaciones de fusión y ventas y situaciones delicadas de las entidades bancarias que sobreviven. Entre tanta desconfianza, las garantías ofrecidas por líderes como George Bush y Gordon Brown no lograron serenar los ánimos.

A las tres de la madrugada hora estadounidense --cuando abrían los mercados europeos-- la Reserva Federal emitió un comunicado en el que anunciaba medidas para paliar "las elevadas presiones sobre los mercados de suministro de dólares a corto plazo". La principal, ampliar a los 180.000 millones de dólares la capacidad de intercambio de divisas con los otros bancos centrales para que puedan ofrecer financiación en dólares.

ACOGIDA DISPAR Con esta acción coordinada, los bancos centrales pretendían dos objetivos: el primero, inyectar más liquidez en el mercado. El segundo, presentarse como los garantes de la estabilidad del sistema. La medida se tomó después de que el lunes ya hubiera una inyección masiva de liquidez que no logró frenar el pánico en los parquets . De entrada, la decisión tuvo consecuencias positivas. En EEUU, logró reducir los tipos interbancarios, que habían vuelto a dispararse por la desconfianza de las entidades bancarias. En Asia, se invirtió una tendencia a la baja de las bolsas. Tanto en Europa como en EEUU, los mercados abrieron al alza. Pero a medida que avanzaba el día, regresaron las pérdidas.

El español Ibex 35 estuvo casi todo el día en positivo, pero cerró con una ligera caída del 0,28%, hasta los 11.631 puntos, el nivel más bajo del año y similar al de finales del 2005. Su evolución, con todo, fue mejor que la de los índices francés (1,06% de descenso) y británico (0,58%). El alemán, en cambio, cerró en tablas (0,04%), un nivel similar al que se movía el estadounidense Dow Jones en sus primeras horas de negociación (0,51%).

En EEUU, la atención de Wall Street giró alrededor de Morgan Stanley y Washington Mutual. Morgan Stanley, el segundo mayor banco de inversión del país, admitió que negocia una fusión con otras entidades después de que en lo que llevamos de mes sus acciones hayan bajado en un 58%. Durante la mañana hubo especulaciones de todo tipo, que incluían al HSBC y capital chino, pero al final parece que las negociaciones con Wachovia están muy avanzadas. Wall Street no recibió de buen grado estas noticias (sus acciones se hundieron aún más), ya que Wachovia es el más débil de los bancos estadounidenses y uno de los que tiene un mayor riesgo crediticio.

VENTA DE ACCIONES Peor es la situación de Washington Mutual, la principal entidad prestataria del país, que se puso a la venta a causa de las pérdidas acumuladas en hipotecas. A ello se le añadió que Goldman Sachs (uno de los dos bancos de inversión que sobreviven, junto a Morgan Stanley, tras la caída de Lehman Brothers) expresó su temor a que la crisis del crédito afecte a la financiación a corto plazo en la que ha confiado. Goldman Sachs es el principal banco de inversión en EEUU tras la debacle bursátil.

En este ambiente tan poco propicio, los inversores están vendiendo sus acciones en los bancos y llevan su dinero a valores considerados más seguros, como las obligaciones del Estado y el oro. Como consecuencia, la situación de las entidades financieras en la bolsa se agrava aún más. Por ese motivo es tan importante para los bancos centrales devolver la confianza a las bolsas como paso previo para la "limpieza necesaria" de los mercados, en palabras del primer ministro británico, Gordon Brown. Precisamente, la FSA --equivalente británico a la CNMV española-- decidió ayer prohibir hasta enero las operaciones de ventas al descubierto. Estas operaciones consisten en que un inversor toma prestadas acciones de una empresa, previo pago de comisión, para venderlas y volver a comprarlas después con la esperanza de que haya bajado el precio para embolsarse la diferencia antes de devolverlas.

En la misma línea que Brown, George Bush, en sus primeras declaraciones sobre la crisis, defendió la decisión de la Reserva Federal de rescatar la aseguradora AIG. Y afirmó que su Administración está dispuesta a seguir tomando "decisiones extraordinarias" en busca de la confianza y la estabilidad. No parece que en Wall Street sus palabras impresionaran mucho, ya que el paso de números verdes a rojos empezó después de su discurso.