El crédito al consumo, el primero que comenzó a subir tras la Gran Recesión, comienza a dar síntomas de flaqueza. La desaceleración económica ha llevado a los bancos a levantar el pie del acelerador ante el aumento de la morosidad y las llamadas a la prudencia que las autoridades supervisoras les vienen lanzando desde hace casi dos años. El menor crecimiento económico, asimismo, está afectando a la confianza de sus clientes, que comienzan a retrasar decisiones de gasto por la creciente incertidumbre.

El saldo total de este tipo de préstamos, muy ligados al empleo y la situación financiera de los hogares, marcó un máximo en los albores de la crisis: 103.829 millones de euros en marzo del 2008. Posteriormente se hundió un 45%, hasta los 56.366 millones en marzo del 2015. A partir de entonces, y con las hipotecas aún bajando como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, la recuperación económica hizo que los bancos apostaran decididamente por crecer en el segmento de consumo, que llegó a registrar aumentos del 18% en la primera mitad del 2017.

La presión de las autoridades bancarias (Banco de España, Banco Central Europeo y Comisón Europea) provocó una moderación de los ritmos de crecimiento desde entonces, que el enfriamiento de la economía está acentuando: en junio ascendieron a 94.947 millones, el 11,6% más. "El crédito al consumo está registrando una significativa desaceleración. El aumento de los morosos esperamos que hará reflexionar a los bancos sobre su concesión, como venimos advirtiendo desde hace más de un año", apuntaron hace unos días fuentes del supervisor español.

IMPAGOS Y LITIGIOS

El crédito al consumo, como destacó el Banco de España, cada vez crece más despacio y, paralelamente, el aumento de los impagos se ha acelerado desde finales del año pasado. Al cierre de junio se situaron en 5.029 millones de euros, un 25,7% más que un año antes. La consecuencia es que su tasa de morosidad se ha elevado ya hasta el 5,6%, frente a un ratio de impagos total de la banca que sigue bajando, aunque también con las primeras señales preocupantes como consecuencia de la ralentización económica.

Las entidades han tomado nota. "La morosidad ha crecido algo en consumo, no tanto como el ruido que se ha hecho al respecto, pero estamos parando un poco en la concesión por si acaso y porque empieza a haber cada vez más sentencias por las tarjetas 'revolving'", apunta el consejero delegado de un banco. "No tenemos datos, pero nos parece un indicador de potenciales litigios futuros las reclamaciones de clientes que estamos recibiendo sobre esas tarjetas", confirmaron las fuentes del Banco de España.

MÁS RECHAZOS

Aunque aún no hay cifras oficiales, los datos adelantados apuntan a que el freno ha continuado en el tercer trimestre. En la última encuesta a los bancos sobre la situación del crédito que el Banco de España realiza periódicamente, se subraya que los criterios de concesión de este tipo de préstamos se "endurecieron" entre julio y septiembre. Según las entidades, ello respondió al "empeoramiento de la solvencia de los prestatarios y, en menor medida, a una menor tolerancia al riesgo por parte de los bancos y a un deterioro de las perspectivas económicas generales".

Como consecuencia, apunta el informe, las entidades pidieron más garantías y las solicitudes denegadas crecieron frente al segundo trimestre. Los bancos también explicaron al organismo supervisor que la demanda por parte de los clientes se redujo "ligeramente" durante el verano. "De acuerdo con las respuestas recibidas, esta evolución sería el resultado de un descenso de la confianza de los consumidores, de un menor gasto en bienes de consumo duradero y de un mayor uso de préstamos de otras entidades", sostiene la institución.

ALTA RENTABILIDAD

Pese a todo ello, los bancos se resisten a pisar totalmente a fondo el pedal del freno. La razón es la rentabilidad que les aportan estos créditos: sigue siendo muy elevada, si bien está amenazada por el alza de la morosidad, que les obliga a reservar provisiones para hacer frente a las posibles pérdidas. En un entorno de tipos de interés oficiales negativos, el tipo medio del crédito al consumo ha bajado por la alta competencia, pero sigue en el 6,33%, frente al 1,24% del crédito hipotecario y el 1,81% del empresarial, según el Banco de España.

"El crédito al consumo es uno de los pocos segmentos que tiene un precio adecuado o incluso superior al que debería tener; en otros, sobre todo el crédito a empresas, es demasiado bajo y no cubre el riesgo porque los bancos no quieren perder cuota de mercado, mientras que en las hipotecas es justito", apunta un consultor especializado en asesorar a bancos. Según el BCE, España es el sexto país de la zona euro donde los créditos al consumo son más caros. La autoridad monetaria, que emplea unos criterios distintos que el Banco de España, sitúa el tipo medio en el 8,04%, frente al 5,09% de la eurozona.