La batalla de los salarios ya está en las mesas de negociación de los convenios colectivos y a un paso de entrar en los juzgados. Desde el inicio del 2009, algunas patronales sectoriales intentan aplicar a rajatabla la revisión salarial, es decir, también a la baja. Para ello han planteado adaptar las subidas y las tablas de sueldos a la inflación real del 2008, que fue del 1,4%, en lugar de la previsión del Gobierno del 2%.

En algún caso extremo, los empresarios han llegado a reclamar la devolución de dinero al considerar que el incremento salarial ha sido muy superior a la inflación, que cayó del 5,3% de julio al 1,4% en diciembre, y al 0,8% en enero.

Uno de los sectores más conflictivos está siendo el de la alimentación, donde ya hay varios convenios de ámbito estatal, como el de las industrias cárnica, láctea, de conservas vegetales y de alimentos para animales, que se han convertido también en trincheras de la batalla salarial.

La responsable de acción sindical de la UGT, Pepa Sánchez, cree que estos conflictos son "el inicio de una ofensiva de las patronales que se irá agudizando". "Hemos dado consignas a nuestros delegados --explicó-- para que no renegocien los convenios después de años con la inflación por encima de la previsión".

Los trabajadores del sector químico estatal ya han sido víctimas del descenso de la inflación al activarse una inusual cláusula de revisión salarial que también prevé una corrección a la baja. Aunque dichos empleados se han librado de devolver dinero porque así lo establece el convenio, sí han sufrido un recorte del 0,6% en las tablas salariales sobre las que se ha aplicado un aumento del 2,6% este año.

Juan Manuel Tapia, secretario de negociación colectiva de CCOO, advierte de que la mejora del poder adquisitivo, especialmente en los trabajadores con sueldos más bajos, sigue siendo prioritario, y que el IPC real no puede ser utilizado para contribuir a moderar unos costes laborales que en España suben por encima de la media europea.