El consejero delegado del BBVA, Carlos Torres Vela, ha apuntado que el banco estima que 2.800 de sus oficinas en España, el 74% de las 3.800 que tiene actualmente, podrían ser innecesarias por la introducción de las nuevas tecnologías en la banca. Unos cierres, eso sí, que solo se producirían en un "largo plazo inespecificado, dentro de muchos años". El banco ha negado tener planes o intenciones de realizar un cierre masivo de sucursales a corto o medio plazo.

"Tenemos 3.800 oficinas en España. ¿Tiene sentido? No. ¿Podemos reducirlo? Sí", ha asegurado el ejecutivo en una entrevista concedida a Bloomberg en el marco de una cumbre sobre banca digital que se celebra estos días en Copenhagen. Según la agencia estadounidense, el número dos del banco presidido por Francisco González ha añadido que el grupo irá reduciendo su red comercial de forma continua en los próximos años.

"Las fintech starups (compañías tecnológicas de servicios financieros de nueva creación) se están llevando una relación que nosotros poseíamos, que era una estrecha relación asociada con las sucursales. Se la están comiendo, producto a producto, ofreciendo un valor superior a un coste menor. Necesitamos redefinir la relación con nuestro clientes", ha argumentado Torres Vela.

SIN PLANES

El BBVA, en cualquier caso, ha aclarado que no tienes ningún plan específico al respecto. Su estrategia, ha añadido, sigue siendo la que lleva unos años llevando en práctica de ajustar su número de oficinas de forma flexible a las necesidades de los clientes. De hecho, el segundo banco español es uno de los que tiene una red más pequeña en España en relación a su tamaño.

Las palabras del ejecutivo cobran relevancia después de que elSantander anunciase la semana pasada que tiene previsto cerrar entre 400 y 450 oficinas en España, en torno al 13% de su red en el país, con el consiguiente ajuste de plantilla. El mercado prevé que otras entidades, como la fusión de Unicaja y Ceiss, sigan sus paso en breves. Es la respuesta del sector a la caída de ingresos provocada por los bajos tipos de interés impulsados por el Banco Central Europeo (BCE) para reactivar la economía.