La actual desaceleración se va a acentuar y extender durante cuatro trimestres más. La economía tocará fondo en la primera mitad del 2009, y a partir de entonces se iniciará una "ligera recuperación" de la actividad. Así lo prevé el servicio de estudios del BBVA, que rebajó ayer sus perspectivas de forma considerable: España crecerá entre un 2,2% y un 1,7% este ejercicio y entre un 2% y un 0,8% el siguiente, lejos del 3,8% del 2007.

El segundo banco del país estima que lo más "probable" es que el productor interior bruto repunte estos dos años un 1,9% y un 1,4%, cuando en otoño calculaba el 2,6% y el 2,3%. Como han hecho una larga lista de organismos e instituciones, la entidad se muestra mucho más pesimista que el Gobierno, que todavía no ha rebajado sus pronósticos (3,1% y 3%, respectivamente).

El oscuro panorama pintado por el BBVA encontró el refrendo del Banco de España. El supervisor también rebajó la semana pasada su estimación de crecimiento hasta el 2,4% y el 2,1% para este ejercicio y el próximo. Pero el director general de su servicio de estudios, José Luis Malo de Molina, reconoció ayer que existe "una clara incertidumbre y riesgo a la baja", que podrían tornar estas proyecciones excesivamente optimistas. "El impacto de la crisis económica puede ser mayor, porque el impacto del sector inmobiliario sea más intenso o porque la duración de las perturbaciones financieras sea mayor", resumió.

El sector bancario, epicentro de la crisis a raíz del fenómeno de las hipotecas subprime , sigue siendo la clave. Pese a reiterar que parte de una buena situación, Malo de Molina avisó que la banca española "podría tener dificultades para obtener financiación si se prolongase la situación de sequía de los mercados".

MEDIDAS INSUFICIENTES De hacerse realidad este pronóstico, el impacto en la economía española sería temible. Pese a no tener problemas de financiación, la banca lleva dos trimestres restringiendo el crédito. Si tuviera problemas para conseguir dinero, las condiciones para prestarlo serían aún más duras.

En este línea, el BBVA criticó ayer las medidas del Banco Central Europeo para solventar la situación. El director de su servicio de estudios, José Luis Escribá, advirtió de que las "tensiones de liquidez" son mucho mayores en Europa que en EEUU.

El banco indica que el desplome de la construcción tiene un "impacto significativo, pero limitado" en la economía, y apunta que lo realmente relevante es el deterioro económico mundial.

Además, apunta que el menor crecimiento mundial y la apreciación del euro lastrarán las exportaciones, mientras que el encarecimiento del petróleo y las materias primas mantendrán alta la inflación (3,7% de media para el 2007) y retrasarán la bajadas de los tipos de interés.