El Banco Central Europeo (BCE) reconoce en su último informe anual que la guerra de Irak ha deteriorado la situación económica de la zona euro, pese a que todavía no es posible cuantificar los efectos.

El organismo afirma que las encuestas confirman que el crecimiento del PIB de la zona euro se ha mantenido débil en los primeros meses del 2003, y que las tensiones geopolíticas "han incidido negativamente y han desacelerado la actividad económica".

El BCE espera que la tasa de crecimiento para el 2003 sea modesta, pero destaca que "en estos momentos resulta difícil prever la evolución para lo que queda de año". De hecho, la única cifra que ofrece el BCE es el dato de la inflación hasta marzo, que se situó en el 2,4%, lejos de la previsión del 2% para todo el año. El BCE cree que la inflación remitirá cuando la reducción del precio del petróleo se note.

El BCE considera que los efectos de la puesta en circulación del euro sobre los precios del área son transitorios y que, a largo plazo ayudará a contener la presión inflacionista.