El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, hizo ayer un alegato en favor de la transparencia de la entidad que preside y en contra de los rumores y las expectativas del mercado que siempre rodean sus reuniones y sus decisiones.

Las predicciones acertaron en el mantenimiento de los tipos de interés en el 2,5%, alcanzado tras la subida del mes pasado, pero Trichet desmintió el rumor de otra subida para mayo: "La alta probabilidad que se otorga sobre un aumento de los tipos no se corresponde con el sentir actual del consejo de gobierno".

No quiso negar, sin embargo, una posible subida para junio y es que, a pesar de afirmar que las condiciones para el crecimiento de la eurozona aún son favorables, recordó que existen dos riesgos cuyo desarrollo no se puede prever: el alto precio del petróleo y los desequilibrios globales.

Pese a todo, el mensaje del BCE es de estabilidad gracias a acontecimientos favorables, como la recuperación de la confianza empresarial en Italia y Alemania y la aparente estabilidad de los precios. El desconcierto por la decisión de aplazar la subida de tipos tuvo un eco desigual en las bolsas y depreció al euro, que bajó a 1,2216 dólares.