Ayer era el momento de las felicitaciones, pero también de reflexión. El Banco Central Europeo (BCE) celebró sus 10 años con más autocomplacencia que autocrítica junto a la élite política y económica de la Unión Europea, que se reunió en la Alte Oper de Fráncfort. El primero en transmitir el orgullo por la evolución del BCE y su optimismo por el futuro fue su presidente, Jean-Claude Trichet. "Nada es posible sin los hombres. Nada es duradero sin las instituciones", dijo.

Desde su nacimiento, el BCE ha ayudado a aplacar las consecuencias de crisis económicas tras el 11-S y las subidas de los precios del petróleo y productos básicos. Su gran logro fue la introducción del euro como moneda única europea. Además, se ha cumplido el objetivo de inflación para la eurozona --2,1% de tasa media anual desde 1999 -- y con esta estabilidad, desde la llegada del euro, se han creado 15,7 millones empleos, un millón más que en EEUU. Trichet también apuntó los retos: más integración económica y financiera y la ampliación del Eurogrupo.