El Banco Central Europeo (BCE) tiene el don de la oportunidad. Justo cuando el Gobierno español estudia la prórroga del plan 2000E de ayudas a la compra de coches, la autoridad monetaria cuestiona en su último informe mensual las subvenciones que dan 12 países europeos para reactivar las ventas de automóviles. Aunque reconoce un efecto positivo a corto plazo, advierte de que el aumento de las matriculaciones se disolverá como un azucarillo cuando desaparezca el dopaje del mercado, y pide a los gobiernos prudencia ante los "efectos perversos" que pueden tener las subvenciones.

En opinión de la institución presidida por Jean-Claude Trichet, las "distorsiones" que crean las bonificaciones aconsejan aplicar "con precaución" las medidas, ya que pueden "dificultar la eficiencia del funcionamiento de una economía de libre mercado y pueden retrasar los cambios estructurales necesarios, con lo que se socavan los ingresos y las perspectivas de empleo a largo plazo".

El informe del BCE parte de que las ayudas han tenido un éxito incuestionable a corto plazo en las ventas. Las matriculaciones en Europa suben desde el verano pasado y en septiembre crecieron el 6,3%. En España, las matriculaciones aumentaron el 18%. Pero el BCE cree "previsible un impacto negativo en la demanda de coches nuevos cuando se agoten estas medidas".

Por otra parte, el Gobierno de Aragón, el central y el comité de empresa de la planta de General Motors en Figueruelas (Zaragoza) analizarán hoy la última oferta de Magna sobre el plan de reestructuración de la factoría automovilística aragonesa.