El Banco Central Europeo (BCE) está ultimando un recorte de su programa de compra de deuda, que en los últimos más de dos años y medio ha ayudado a relanzar la economía de la zona euro. Se prevé que el anuncio se produzca en la próxima reunión del consejo de gobierno del organismo, el 26 de octubre, y ayer comenzaron a filtrarse las medidas que contempla el organismo.

Según Bloomberg, la reducción de las compras de bonos comenzará en enero y podría pasar porque las adquisiciones bajen de 60.000 millones al mes a 30.000 millones. A cambio, el programa, que iba a acabar a finales de año, se extendería nueve meses y podría prolongarse aún más o aumentar su cuantía si es necesario para acercar la inflación al 2%.

Reuters también apuntó que la duración de las compras podría extenderse hasta septiembre, y aseguró que podrían bajar hasta una horquilla de entre 25.000 y 40.000 millones, ya que todavía no se ha tomado una decisión.

Cuanto mayor sea la duración del programa, más pronunciado tendrá que ser el recorte por la escasez de bonos disponibles en el mercado. Además, la ampliación del programa implicará retrasar aún más la primera subida de los tipos oficiales, lo que confirma que la política monetaria laxa continuará durante un tiempo.

El presidente del BCE, Mario Draghi, confirmó esta semana que el organismo tomará decisiones sobre sus medidas de apoyo a la economía «este año» y apuntó que el programa de compra de deuda continuará hasta que haya una mejora sostenida de la inflación. También aseguró que los tipos seguirán bajos hasta mucho tiempo después de que finalice el programa de compra de deuda.

El programa de estímulo tiene como elemento principal la compra de deuda pública a modo de inversión por parte de un banco central. Los distintos bancos centrales que han emprendido estas medidas lo han hecho con el fin de reducir el coste de financiación del Estado y hacer más atractivos otros activos como las acciones o la deuda de empresas.