Como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener los tipos de interés oficiales en los niveles mínimos históricos en que llevan instalados desde marzo del 2016. El precio oficial del dinero seguirá en el 0%, mientras que la facilidad marginal de crédito (el dinero que cobra a los bancos por prestarles) se mantendrá el 0,25% y la facilidad de depósito (el dinero con que remunera a los bancos por guardarles el dinero) permanecerá en el -0,50% (es decir, que les cobra en lugar de pagarles).

Los analistas no esperan grandes medidas de la reunión del consejo de gobierno de la autoridad monetaria, la primera del año y la segunda desde que Christine Lagarde asumió su presidencia a finales del pasado ejercicio en sustitución de Mario Draghi. El consenso del mercado, de hecho, no prevé cambios en la política monetaria en el 2020, salvo que se produzca alguna catástrofe económica que obligue a implementarlos.

El último ajuste se produjo en septiembre, cuando Draghi volvió a activar el arsenal para reactivar la languideciente economía. Las últimas señales apuntan a que la actividad habría tocando fondo y podría rebotar a partir de la primavera. El BCE, en cualquier caso, no actualizará sus previsiones hasta su reunión de marzo, con lo que lo lógico es que se mantenga en posición de esperar y ver qué pasa.

REVISIÓN

Las miradas están puestas en los mensajes que pueda lanzar Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión. Los analistas confían en que dé algo más de claridad sobre la revisión estratégica de la política monetaria que el BCE acaba de comenzar y que espera acabar hacia finales de año. El organismo ha adelantado que publicará una nota de prensa con detalles sobre el alcance y los plazos de estas revisión a las 15:30. Los expertos prevén que el objetivo de la institución deje de ser que la inflación esté "por encima pero cerca del 2%" a simplemente en el 2%, lo que le daría más margen para tomar medidas, ya que los precios están actualmente lejos de ese nivel.

En cualquier caso, tanto Draghi como Lagarde han dejado claro que ahora es el momento de la política fiscal y de que los Gobiernos con margen para hacerlo, como Alemania, deben aumentar el gasto para estimular la actividad económica en Europa, algo a lo que estos se resisten. Solo si la situación empeora hasta un nivel que lo haga imprescindible, han advertido el anterior presidente y la actual, el BCE actuará con el margen que aún tiene para ello, cada vez más estrecho.