Ahora que el Gobierno español está tan satisfecho porque la inflación ha bajado al 2,2%, el nivel más bajo en la legislatura, las familias se enfrentan al nivel de tipos de interés más alto desde el verano del 2001 y todo el mundo da por hecho que seguirán subiendo hasta final de año. El Banco Central Europeo (BCE) subió en junio el precio oficial del dinero al 4% y ha dejado muy claro que en septiembre volverá a dar otra vuelta de tuerca porque "existen riesgos al alza para la estabilidad de precios a medio plazo" que aconsejan una "extrema vigilancia" y "actuar con firmeza", según las expresiones que usa el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, cada vez que van a subir los tipos.

OCHO AUMENTOS La de junio fue la octava subida en 18 meses, que dejan muy atrás aquellos años --entre junio del 2003 y diciembre del 2005-- en que el tipo oficial se mantuvo en el nivel mínimo del 2%, a pesar de que la inflación flotó la mayor parte del tiempo por encima del 3%. Fue una racha muy buena para quienes pagaban un crédito, y bastante mala para los ahorradores que recibían una remuneración más baja que la inflación.

El euríbor --principal referencia para las hipotecas a tipo variable-- ha superado estos días la tasa del 4,6% por primera vez en seis años, y las hipotecas son hoy hasta 2,6 puntos más caras que en el 2005. Los expertos dan por hecho que el BCE situará el precio oficial del dinero en el 4,5% a finales de año.

Baja la inflación, suben los tipos y esta ecuación parece el mundo al revés. Pero detrás hay una lógica que merece el consenso de todos los economistas, del signo que sean. "No hay que mirar la inflación de hoy, sino la que se avecina", explican unos. "Y el petróleo está subiendo", advierten otros. "No hay que perder de vista que Alemania se ha despertado", tienen en cuenta la mayoría, y cuando su consumo empiece a tirar habrá que atar muy en corto la inflación. "Europa se está recuperando, y cuando la economía empuja crecen los salarios, sube el consumo y con él, la inflación", completan.

La primera regla que hay que tener presente es que el BCE --que es quien decide un único precio oficial del dinero para todos y cada uno de los ahora 13 países de la moneda única-- se rige por los datos del conjunto y, como mucho, tiene en cuenta las economías que más pesan y pueden arrastrar con más fuerza a las demás: Alemania y Francia.

En el conjunto de la zona euro, la inflación permanece por debajo del 2% de referencia, desde el último trimestre del 2006. En julio, la inflación armonizada de la zona euro se situó en el 1,8%, según el avance de Eurostat. En Italia, la inflación bajó en julio al 1,6%. En Francia, la tasa fue del 1,3% en junio y en Alemania, del 2%.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, que es quien gobierna los tipos de interés de los 13 países donde circula el euro, es consciente de su aparente contradicción. Si la inflación en la zona euro está por debajo del 2% desde el otoño pasado, ¿por qué desde entonces han subido cuatro veces los tipos y por qué tienen que seguir subiendo?

Y la respuesta es que "a la hora de evaluar las tendencias de los precios, es importante hacer abstracción de la volatilidad a corto plazo de las tasas de inflación. El horizonte temporal relevante para la política monetaria es el medio plazo. Los riesgos para las perspectivas a medio plazo de estabilidad de precios siguen apuntando al alza y tienen su origen en los precios del petróleo y, sobre todo, en factores internos". Así se explica el BCE en sus boletines mensuales.

A MEDIO PLAZO El BCE mira a medio plazo y considera que, a finales de año, las tasas de inflación volverán a aumentar "significativamente". En sus últimas proyecciones, el grupo de expertos del Eurosistema, ha elevado al intervalo de entre el 2,3% y el 2,9% la inflación "media" para el 2007 para el conjunto de la zona euro y calcula que en el 2008 se situará entre el 1,8% y el 2,8%.

Para el BCE "existen indicaciones claras de la presencia de riesgos al alza para la estabilidad de precios en horizontes temporales a medio y a largo plazo" y, para evitar que esos riesgos lleguen a materializarse, "actuar con firmeza en el momento oportuno resulta esencial para garantizar la estabilidad de precios a medio plazo", dice Trichet.