En una conferencia de prensa conjunta, tanto Nicolas Sarkozy como Angela Merkel expresaron ayer en Toulouse su respeto a la "independencia" del Banco Central Europeo (BCE), aunque la cancillera fue más contundente que el presidente francés. El papel del BCE y la política del euro fuerte han enfrentado en las últimas semanas a los gobiernos de Berlín y París.

Merkel empezó por destacar que la "independencia del BCE es muy importante". Sarkozy señaló después que "Francia está a favor de la independencia del BCE", pero inmediatamente reclamó una reflexión de la UE para luchar contra las deslocalizaciones de empresas y para impedir la competencia desleal monetaria de los países que manejan su divisa sin atenerse a las reglas del mercado, en alusión a China. "El problema no es el valor del euro, sino el de las otras monedas", dijo.

´NO´ A LA INTERVENCION En este sentido, Merkel afirmó que, "como países del G-8 debemos reducir las diferencias entre las políticas para que no haya demasiadas repercusiones en los tipos de cambio". Pero descartó las "intervenciones inapropiadas" que, además, no logran alterar el tipo de cambio, y volvió a apostar por la "independencia" del BCE. Por su parte, Sarkozy citó el artículo 111 del tratado que autoriza al Consejo Europeo a "formular las orientaciones generales de la política monetaria".