Las criptodivisas, con bitcóin a la cabeza, se han desplomado esta semana ante la amenaza de la extensión del brote del coronavirus a nivel internacional. La caída, que ha llegado a ser del 33% en una semana deja al descubierto la volatilidad de las criptomonedas y deja en entredicho su papel como valor refugio. Ningún activo parece estos días disponer de vacuna para el pesimismo y hasta el oro se ha devaluado el 5% en una semana.

La situación de las criptodivisas ha sido descrita entre los especialistas como de "extraña". En unos momentos de máxima incertidumbre deberían haber sido capaces de ganar la confianza de los inversores, especialmente de los asiáticos. Sin embargo, el desplome bursátil internacional parece haber influido en la recuperación de activos digitales. Las criptomonedas se han comportado como fuente de liquidez para compensar las pérdidas en los mercados de capitales. Las bolsas han sufrido la mayor caída desde los peores momentos del 'Brexit', un 36% en solo tres semanas.

La practicidad de bitcóin como moneda también ha quedado en entredicho. Se auguraba en los últimos años una etapa de estabilidad cambiaria, una revalorización con altibajos asumibles. El desplome de cotizaciones corrobora las tesis de aquellos que consideran las criptomonedas descentralizadas como un medio de pago sin futuro y un mero instrumento especulativo opaco al fisco y al control.

Bitcóin se revalorizó el 32% en apenas dos meses, entre diciembre en febreo, para empezar de nuevo la devaluación. Unas primeras seis semanas del año llenas de optimismo que los más convencidos justificaban en la naturaleza del código de bitcóin y su naturaleza cada vez más escasa. La evolución futura del activo es, como siempre fue, una incógnita. Tanto para los autodenominados expertos como para los demás.