Desde fondo buitre a primera inmobiliaria española hay un largo recorrido semántico. Pero también operativo. Es el camino que ha seguido Blackstone desde que en el 2013 adquirió por 130 millones alrededor de 1.800 viviendas de protección oficial (VPO) al Ayuntamiento de Madrid --viviendas que ahora se encuentran en la cartera de la socimi Fidere--. Su última estación ha sido la adquisición esta semana del 50,01% del capital de Testa, la primera inmobiliaria española residencial de alquiler. Así, este título pasa ahora a ser propiedad de Blackstone. El fondo estadounidense se ha convertido en propietario de activos valorados en 22.000 millones de euros en España. No hay quien dé más. De hecho, no hay quien tenga más. Tras Blackstone, otro fondo inmobiliario internacional, Cerberus, acumula cerca de 15.000 millones. Y luego ya vienen las inmobiliarias tradicionales (Colonial) y las menos tradicionales (Merlin Properties).

Nadie entendió en su momento cómo una administración municipal, la que presidía entonces la popular Ana Botella, fue capaz de desprenderse de una cartera de viviendas sociales cuando se le reclama al sector público una acción más decidida para el desarrollo de vivienda social, tras muchos años de dejación. Pero aquella operación se puede explicar de la siguiente forma: "Si hay algo que está en venta en España, Blackstone lo estudia", afirman fuentes cercanas al fondo estadounidense.

El Ayuntamiento de Madrid quería hacer caja y desprenderse de la gestión de esas viviendas, que habían contribuido al gran agujero económico que presentaba la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) y representaban un quebradero de cabeza para cualquiera que no esté especializado en la gestión de carteras inmobiliarias. Blackstone la compró por 128 millones dando pábulo al apelativo de fondo buitre que ha conseguido evidentes rendimientos con aquella operación, cuyo valor se ha triplicado desde entonces.

El de Madrid fue uno de los primeros paquetes de activos que se ponían a la venta en España tras la crisis inmobiliaria. Y el fondo estaba dispuesto a comprar donde hubiera 'ladrillo' a la venta. Ya lo hizo en EEUU y en Irlanda, países en los que su crisis inmobiliaria se avanzó a la española, como también su resolución. El fondo 'yanqui' fue de los primeros en ponerse manos a la 'compra' cuando los precios habían bajado lo suficiente. "Los fondos buitre empezaron a dar liquidez al sistema. Es decir a evitar que el valor de los inmuebles siguieran bajando", apuntan fuentes del sector.

PRIMERAS COMPRAS

Blackstone puso precio a las viviendas del Ayuntamiento de Madrid, como también se lo dio a la cartera Hércules, un paquete de créditos y activos inmobiliarios valorados en 6.500 millones de euros que incluía 40.000 hipotecas procedentes de Catalunya Caixa. Esa operación realizada por el FROB permitió que el BBVA se hiciera con el control de la caja catalana, ya limpia de 'ladrillo'. Fueron sus dos primeras compras en España entre el 2013 y el 2014, años en el que comenzó a moverse el conmocionado y paralizado mercado inmobiliario español.

Cuatro años después, Blackstone es la gran inmobiliaria española. Pero en realidad es algo más: es una gestora de fondos de inversión cotizado en la Bolsa de Nueva York que tiene a Stephen Schwarzman como presidente y consejero delegado, y un volumen de fondos gestionados de 390.000 millones de euros. Es la mayor administradora de fondos inmobiliarios del mundo, con 110.000 millones de euros invertidos en ese sector de forma global. España representa un 20% de esa inversión y es el país europeo en el que tiene una presencia mayor actualmente. A través de la gestora estadounidense invierte el fondo de los bomberos de California, el de los maestros escoceses, 'family offices', fondos de capital riesgo españoles, universidades e instituciones financieras, entre otros.

A través de las inversiones que ha realizado en España cuenta con 1.100 empleos directos y 600 indirectos, distribuidos entre sus filiales Anticipa (antiguo gestor de inmuebles o 'servicer' de Catalunya Caixa, que se dedica a activos de alquiler); Aliseda ('servicer' del Banco Popular), que acumula la cartera de activos y créditos comprada al Santander; y Fidere, socimi cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), propietaria de las viviendas compradas al Ayuntamiento de Madrid. En el MAB, además, cotizan las socimis del grupo Albirana, Torbel y Corona Patrimonial

Además, Blackstone ha invertido en el segmento de capital riesgo cuando la crisis comenzó a tocar fondo. En el 2010 compró Mivisa, empresa murciana de envases, que vendió tres años después. En mayo de este año alcanzó un acuerdo de adquisición de la conocida empresa del sector del juego Cirsa, con sede en Terrassa. Los planes de Blackstone para la compañía son dotarla de capital y, junto con sus directivos, potenciar su crecimiento.