Tony Blair, primer ministro británico y presidente semestral de la UE, acudió ayer al Parlamento Europeo a presentar y defender el acuerdo sobre el marco presupuestario para el periodo 2007-2013 alcanzado la semana pasada por la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco. El acuerdo, que necesita la aprobación de la Eurocámara para entrar en vigor, prevé un techo de gasto para el septenio de 862.363 millones, el equivalente del 1,045% de la renta nacional bruta (RNB) de la UE.

El Parlamento, de hecho, pide formalmente que el presupuesto se eleve a 974.800 millones de euros, el 1,18% de la RNB comunitaria. Blair se guardó ayer de revelar el margen de maniobra para negociar con el Parlamento Europeo el presupuesto definitivo, pese a ser interrogado por los eurodiputados. Se limitó a decir que hay países de la UE que consideran que el acuerdo del fin de semana ya es un exceso.

INQUIETUDES PUBLICAS Y para desviar la atención, aseguró que cuando en el 2008 se lance la negociación para reformar en profundidad el presupuesto con vistas al periodo 2014-2020, la contribución de los estados será más ambiciosa porque el dinero se gastará en capítulos que responden a las inquietudes de la opinión pública y a los desafíos del siglo XXI: investigación, nuevas tecnologías, control de la inmigración, lucha contra el terrorismo y ayuda al desarrollo.

También compareció ante la Eurocámara el portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea. Antes del verano defendía un presupuesto de 994.300 millones de euros, el 1,21% de la RNB comunitaria. Pero el pasado fin de semana, Barroso se plegó a la evidencia y ahora defiende el acuerdo como "el mejor posible, dadas las circunstancias" para "evitar la crisis y la parálisis". Tras el debate, populares, socialistas y liberales, los grupos mayoritarios, se mostraron muy críticos pero abiertos a la negociación.