La bolsa griega sigue en caída libre por tercer día consecutivo y hoy ha llegado a marcar un desplome del 5%, al tiempo que el coste de los intereses de su deuda se mantiene en niveles históricos ante las dudas en los mercados sobre la capacidad del país para afrontar la crisis.

Según ha declarado el ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantínu, "existen dudas (en los mercados internacionales) sobre si conseguiremos superar la crisis, pero hay más preocupación sobre nuestra capacidad a largo plazo".

El ministro ha explicado que los socios europeos "se han convencido" de que Grecia logrará reducir el déficit este año, pero ha reconocido que "empiezan a preocuparse" por la habilidad griega para "reducir la deuda, avanzar con los cambios estructurales, y poner en marcha el desarrollo".

GRECIA SEGUIRÁ PIDIENDO CRÉDITOS

El ministro Papaconstantínu también ha anunciado que Grecia continuará pidiendo créditos de forma normal "debido a que el país cuenta con un plan de estabilidad y desarrollo y a que los presupuestos estatales se aplican con normalidad, dentro de sus objetivos".

En este ambiente de tensión, los inversores, especialmente los bancos, han optado hoy por la venta de títulos ante la subida del diferencial de rentabilidad del bono griego respecto al bono alemán a un nuevo máximo de 430 unidades, el mayor desde que Grecia entró en la eurozona en el 2001.

La rentabilidad del bono griego a 10 años supera el 7%, lo que encarece y dificulta la capacidad de gobierno para obtener préstamos y hacer frente al pago de los 11.000 millones de euros de su deuda que vence en mayo.

Diversos economistas atenienses han afirmado hoy a los medios locales que aumentan las posibilidades de que Grecia se vea obligada a recurrir al mecanismo de apoyo europeo, con colaboración del Fondo Monetario Internacional (FMI), para rescatar al país de la crisis que arrastra debido a su fuerte endeudamiento y su elevado déficit.