El Santander Central Hispano (SCH) no va de compras. "Afirmo rotundamente que este banco no necesita realizar adquisiciones en otros mercados para crecer". Así de contundente se mostró ayer el presidente del SCH, Emilio Botín, en respuesta a los analistas que pronostican compras, lejos ya de las dudas sobre su ratio de solvencia de capital, que se solucionaron con la venta de participaciones en Dragados, Vallehermoso y Royal Bank of Scotland.

Otras fuentes apuntan a que el banquero cántabro hizo hincapié en que no iba a comprar en alusión a los rumores que apuntan que el BBVA podría realizar alguna operación en Europa. "Las compras no crean valor para el accionista y las fusiones no tienen sentido en la Europa actual", apostilló Botín.

AÑO MUY DIFICIL

El beneficio neto del banco fue de 2.247,2 millones de euros (373.903 millones de pesetas), un 9,6% menos que en el 2001, en línea con la previsión a la baja que la propia entidad había anunciado en junio pasado. "Este ha sido un año muy difícil, el más complicado desde hace décadas y comparable a lo que pasó en la crisis del petróleo en los 80 y la crisis de 1929", explicó un Botín aparentemente satisfecho, que hizo actuar a todos los ejecutivos de la entidad ante la prensa. Entre los asistentes se encontraban algunos de los nuevos consejeros, como el exministro de Exteriores Abel Matutes, y la hija del presiente, Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto, entidad de la que su padre afirmó que "tiene una gestión independiente y autónoma".

Botín, que se declaró un "no político" y que, por tanto, no quiso opinar sobre las consecuencias económicas de una guerra con Irak ni sobre el apoyo del presidente Aznar a George Bush, no tuvo inconveniente en respaldar varias veces al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. "El Gobierno de Lula va a ser modelo para muchos países. Brasil combinará crecimiento económico con bases ortodoxas con la parte social". SCH ganó en Brasil el año pasado 801,9 millones de euros, con un incremento del 20,5%.

El Santander mantiene su política de dividendo igual a la del 2001, 0,2885 euros por acción --con una rentabilidad del 4,4% para el accionista-- y ha generado unos recursos recurrentes "de casi 3.000 millones de capital, que son la base para el crecimiento del grupo. Este año ha puesto a prueba nuestra capacidad de gestión y hemos cumplido con creces", dijo Botín.

Ayer se conoció que el banco ha elevado su participación accionarial en la eléctrica Unión Fenosa (del 20,4% al 23,35%) tras la compra de participaciones en octubre pasado. Para responder a los rumores de los últimos meses, el banquero cántabro insistió en que sus acciones de Fenosa "no están en venta" ni tampoco el 20% del capital de Cepsa que está en manos del grupo financiero.

En un gesto desacostumbrado en el banquero cántabro, que se ha pasado la vida predicando austeridad y ahorro de costes, Botín reconoció ayer que "quizá nos hemos pasado un poco en los últimos tiempos en el cierre de sucursales en este país". El banco, según puntualizó el consejero delegado, Alfredo Saénz, tendrá costes estables durante los años 2003, 2004 y 2005, siempre que el margen de eficiencia se mantenga en tasas como la actual, del 52%.