Las dudas sobre la capacidad de los países productores de petróleo para poder mantener los actuales niveles de producción influyó ayer en los mercados y el precio del crudo volvió a fijar nuevos récords. El Brent alcanzó los 42,56 dólares en Londres y el West Texas llegó a 45,75 dólares, aunque ambos cerraron por debajo de esos máximos.

Los fuertes enfrentamientos entre las tropas de EEUU y los milicianos de Sadr en la ciudad iraquí de Nayaf y las amenazas de los rebeldes contra las instalaciones petroleras del país, impulsaron los ascensos ayer y contrarrestaron el efecto provocado por el anuncio de Arabia Saudí, el miércoles, de que puede aumentar su producción en 1,3 millones de barriles diarios.

Las exportaciones de petróleo iraquí se han mantenido en un 50% de su nivel normal en los últimos cuatro días. El pasado lunes un sabotaje atribuido a la insurrección shií provocó la paralización del bombeo de petróleo de dos de los pozos del sur del país. Las autoridades iraquís esperaban restablecer por completo sus exportaciones ayer. Sin embargo, decidieron no reiniciar la actividad de uno de los dos oleoductos debido a las amenazas de las milicias de Nayaf.

Pese a la actual situación, las reservas estratégicas de petróleo controladas por los grandes exportadores no van a ser utilizadas para hacer que los precios desciendan, según expuso ayer un portavoz de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Los millones de barriles en poder de 26 países miembros de la agencia se mantendrán en reserva por si se produce "una drástica interrupción del suministro".