Tercer viernes de mes, y además de septiembre. A las 16.45 era la cuádruple hora de las brujas. Sucede cuatro veces al año --último mes del trimestre-- y a esa hora vencen cuatro tipos de contratos (derivados, futuros, opciones sobre índices y acciones). Eso mueve mucho dinero en poco tiempo, pasan volando órdenes y contraórdenes difíciles de interpretar. Y si montan en escoba, peor. Sobre todo si llevan dirección contraria. Cuando llega ese viernes hay aires de misterio.

Pero ayer, no. Todo transcurrió con el recogimiento --aquí, de beneficios-- de aquellos devotos nueve primeros viernes de mes católicos. Hay una variante en Puerto de Santa María, los terceros viernes dedicados a la Virgen de la Soledad, nombre apropiado también en bolsa, por la escasez de dinero, que se ha ido en pos del depósito remunerado de los bancos o las materias primas. Quien más quien menos, ayer muchos operadores hicieron limpieza y empezaron a preparar el próximo cuádruple cruce de brujas para vigilias de Navidad. En Wall Street se supo que la inflación de agosto apenas se movió, lo que pronostica estabilidad de tipos de interés. Registró movimientos en empresas tecnológicas: bien para el fabricante de Blackberry y Oracle y mal para Microsoft y Apple.

En Europa, más que brujas, hubo fantasmas. El de ayer era el de otras veces: país que puede tener problemas con su deuda. Esta vez bajo la sábana estaba Irlanda. Pese al desmentido, la peor parte se la llevaron los bancos medianos como Bankinter y Sabadell, que perdieron más del 3%. También bajaron, aunque menos, Santander (-2%) y BBVA (-1,2%). Los grandes valores del selectivo se sumaron a las caídas: Santander (-2%), Iberdrola (-1,4%), Telefónica (-1,2%).

El Ibex se quedó en 10.716, con un retroceso del 0,33%. En el lado contrario, Mittal Steel ganó un 2,1% seguido de Iberia, con un 1,2%. Y tomen nota: las cuatro brujas auguraron que en Navidad el Ibex llegará a 11.000 puntos.