La Comisión Europea está dispuesta a negociar con la administración de Donald Trump la rebaja de aranceles a los coches y a buscar arreglos para segmentos sensibles como el de las camionetas en el marco de un nuevo acuerdo comercial que permita eliminar los aranceles aplicados a los productos industriales. La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, ha presentado este viernes una propuesta de mandato negociador que ahora deberá obtener el acuerdo de los Veintiocho.

El plan, que también incluye un acuerdo de evaluación de la conformidad, no incluye ni al sector agrícola ni a otras áreas problemáticas como las indicaciones geográficas, la propiedad intelectual o los servicios públicos porque no se dan las condiciones. No estamos proponiendo reiniciar un acuerdo comercial amplio con Estados Unidos, ha descartado Malmström que rechaza negociar un nuevo TTIP.

Pero a juicio de la comisaria existe margen para rebajar aún más los ya bajos aranceles del 4,2% para los bienes que entran en la UE y del 3,1% en Estados Unidos- y una agenda comercial como la propuesta por Bruselas podría ayudar a rebajar las tensiones comerciales con Estados Unidos que alcanzaron su punto álgido a comienzos del año pasado, a raíz del anuncio de aranceles al acero y aluminio europeos.

COMPROMISOS JUNCKER-TRUMP

La nueva propuesta se enmarca en el compromiso asumido a finales de julio del año pasado por al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, tras su visita a Trump para poner coto a la escalada de la tensión tras la amenaza de Washington de aranceles a los coches. Ambos dirigentes se comprometieron entonces a eliminar aranceles, barreras no arancelarias y subvenciones a la industria no automovilística, reducir los obstáculos y aumentar el comercio en materia de servicios, productos químicos, farmacéuticos, médicos y soja y a diversificar el suministro energético.

Estados Unidos congeló entonces la decisión de aranceles a los vehículos europeos. El Departamento de Comercio tomará una decisión a mediados de febrero y la Comisión Europea ya ha dejado claro que si Washington castiga a la industria automovilística europea las negociaciones de un futuro acuerdo comercial quedarían tocadas porque Bruselas también responderá con medidas de represalia. Sería difícil explicar que continuaremos con las negociaciones sin imponen aranceles pero no tenemos indicación de que haya voluntad por su parte de dañar este proceso, apuntan fuentes del Ejecutivo comunitario.