El proyecto de fusión entre la división ferroviaria de la compañía alemana Siemens y la francesa Alstom, llamada a crear el primer gran campeón europeo del sector, se prepara para chocar hoy contra el muro del Ejecutivo comunitario. A estas alturas nadie en París o Berlín se hace ilusiones sobre el éxito del proyecto y salvo sorpresa de última hora, todo indica que el veredicto final de la Comisión Europea será de veto a la operación que los dos grandes fabricantes comenzaron a preparar hace más de un año.

«Es probable que los equipos de la Comisión, sus servicios, propongan prohibir la operación. Una posición como esa, que el colegio de comisarios puede revertir, claramente no es el resultado de una aplicación estricta de las reglas de la competencia. Está dictada por prejuicios ideológicos. Cuando defendemos la creación de un campeón europeo, algunos funcionarios de la Comisión escuchan monopolio», criticó Henri Poupart-Lafarge, el patrón de Alstom en una entrevista al diario francés Le Figaro.

Estas críticas se suman a las vertidas por el máximo responsable de Siemens, Joe Kaeser, que arremetió también contra los técnicos de la competencia al señalar que sería interesante ver si el futuro de la movilidad en Europa está determinado por tecnócratas que miran al pasado o «europeos orientados hacia el futuro». Unas palabras que no han sentado nada bien en los pasillos del Ejecutivo comunitario a tenor del mensaje lanzado ayer por el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker.

«Creemos en la competencia mientras sea justa para todos. Nunca jugaremos a la política o tendremos favoritismos cuando se trate de asegurar la igualdad de condiciones», avisó el luxemburgués durante un foro empresarial recordando que han aprobado más de 6.000 fusiones y solo han bloqueado una treintena en su historia. «Es un mensaje para aquellos que dicen que la Comisión está compuesta por tecnócratas obstinados».