El Gobierno belga, tras salvar a Fortis y Dexia, sigue "muy de cerca" la situación de otras entidades financieras, como es el caso de los grupos bancarios ING (holandés, con mucha implantación en Bélgica) y KBC (belga), según explicó ayer el ministro de Finanzas, Didier Reynders. "Seguimos las cotizaciones minuto a minuto", precisó Reynders en una comparecencia ante el Parlamento federal. El primer ministro belga, Yves Leterme, reconoció que el país "no ha salido aún de la zona de peligro". Leterme describió la crisis financiera como "una avalancha, un verdadero huracán". Reynders, por su parte, aseguró que el coste de las operaciones de salvamento emprendidas era pequeño en comparación con las consecuencias económicas, financieras y laborales de la quiebra de ambas. E.O.