La Comisión Europea prevé que España crezca más de lo previsto este año. España sigue sin quitarse de encima la incertidumbre económica generada por la crisis política en Cataluña. El procés sigue siendo un riesgo que no hay que perder de vista pero de momento esta amenaza no tiene reflejo en las previsiones económicas que la Comisión Europea elabora cada tres meses. Según las últimas estimaciones provisionales, publicadas este miércoles, España crecerá un 2,6% este año lo que significa una décima más que lo previsto en noviembre, gracias a un efecto arrastre en este arranque del 2018 mayor del esperado.

"Aunque las consecuencias para el crecimiento de los acontecimientos recientes en Cataluña han permanecido contenidas, los desarrollos futuros podrían tener un impacto, cuyo tamaño no puede preverse en este momento en este escenario", sostiene el documento presentado este miércoles en un mensaje prácticamente calcado al que ya transmitió a comienzos de noviembre el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici.

Entonces, el político francés explicó que Bruselas sigue sin incorporar a su escenario central de trabajo el posible impacto macroeconómico de la crisis catalana y que las reacciones hasta entonces de los mercados habían sido limitadas. La situación se repite tres meses después. El riesgo no ha desaparecido pero de momento no se puede cuantificar. Al contrario, lo que hace la Comisión es elevar la previsión de crecimiento del conjunto de España para este año. Desde el 2,5%, previsto hace tres meses, a un 2,6% del PIB.

"El fuerte impulso de crecimiento en la segunda mitad de 2017 ha resultado en un aumento de crecimiento más grande de lo previsto en el pronóstico de otoño en el 2018, y una revisión al alza del crecimiento este año al 2,6%", augura el Ejecutivo comunitario. Según los nuevos números, la economía española creció el 0,8% durante el tercer trimestre del año pasado gracias al potente consumo interno, las boyantes inversiones en equipamiento y la tendencia positiva, aunque en declive, de la aportación de las exportaciones al crecimiento. El PIB retrocedió ligeramente en los tres últimos meses del año (creció un 0,7%) pero permitió mantener un robusto crecimiento del 3,1% durante el conjunto del año, la misma estimación augurada en noviembre.

SEÑALES CONTRADICTORIAS EN EMPLEO

El nuevo cuadro macroeconómico arroja, mientras tanto, un tasa anual de crecimiento del 2,1% en el 2019, la misma que ya se anticipó en noviembre, reflejo de la desaceleración del consumo privado debido a una creación de empleo menor. Bruselas alerta en este terreno de la existencia de "señales contradictorias" en los indicadores. En concreto, las diferencias constatadas entre el paro registrado, los datos de la Seguridad Social y los de la Encuesta de Población Activa (EPA). A esto se suma el hecho de que otros factores que han respaldado el crecimiento robusto del consumo de las familias en los últimos años, como la mejora de las condiciones financieras, se irán desvaneciendo. También podría lastrar los ingresos disponibles la existencia de precios más alto del petróleo.

El análisis también pronostica una moderación gradual de las inversiones en construcción residencial y equipamiento, en línea con la demanda final, mientras que las exportaciones seguirán creciendo pero a menor ritmo tanto en 2018 como en 2019. La contribución de las exportaciones al sector exterior seguirá siendo positiva ya que crecerán más que las importaciones mientras que la inflación, tras la caída en la segunda mitad del 2017, volverá a repuntar en este primer semestre del año antes de volver a caer a finales de 2018 debido a los precios del petróleo.