La Comisión Europea está ultimando una nueva normativa europea para la gestión y resolución de crisis bancarias, que llega con tres años de retraso. El proyecto, que se presentará en las próximas semanas, reforzará los poderes de los supervisores bancarios nacionales y europeos tanto para prevenir como para resolver las crisis de las entidades financieras, según han indicado fuentes comunitarias.

El objetivo de la nueva normativa es evitar que el contribuyente vuelva a tener que pagar por la mala gestión de los banqueros y que sean los accionistas y los propietarios de títulos de deuda de la entidad (bonos, obligaciones) quienes asuman el coste de la reestructuración. El proyecto también refuerza la protección del cliente.

La nueva normativa creará “un marco europeo para la liquidación ordenada” de los bancos que sean insolventes o inviables y se aplicará a todas las entidades financieras sea cual sea su tamaño, han precisado las citadas fuentes.

El Ejecutivo comunitario pretende que los supervisores tengan un poder para poder intervenir anticipadamente en la gestión de los bancos ante la aparición de las primeras dificultades, con el poder de cambiar a los directivos de la entidad si fuera necesario.

La nueva normativa también permitirá a los supervisores unos poderes mucho más amplios en el caso de que un banco entre en crisis grave o sea insolvente, con la capacidad de asumir la dirección y decidir directamente la venta de activos de la entidad.

El proyecto incluye la creación de la figura de un responsable nacional para la resolución de crisis bancarias, con un elevado nivel político y amplios poderes, separado de los supervisores, lo que facilitará una intervención más eficaz, según el Ejecutivo comunitario.