El presidente de la Confederación de Comercio de España, Pere Llorens, se mostró "muy satisfecho" de que el PSOE "haya cumplido una de sus promesas electorales", tras la aprobación, el viernes, de la nueva ley de horarios comerciales. Por el contrario, la patronal de las grandes superficies criticó la norma y anunció que su aplicación implicará pérdida de empleo.

La nueva normativa, que entrará en vigor el 1 de enero del 2005, es más restrictiva que el anterior modelo del PP, que establecía 12 festivos y 90 horas semanales, y la plena liberalización en el 2005. Llorens, en declaraciones a Europa Press, dijo que el decreto ley del 2000 del PP "habría supuesto la desaparición del comercio urbano".

El nuevo texto establece que el número mínimo de domingos y días festivos en que los comercios podrán permanecer abiertos al público será de 12, pero las comunidades autónomas podrán modificar dicho número en atención a sus necesidades comerciales, sin que en ningún caso sea inferior a ocho.

Sobre la aprobación del texto, Llorens apostó por la unanimidad de todas las comunidades autónomas "menos Madrid", donde, subrayó, hay otras "presiones" y unas situaciones "que no se producen en el resto de España". En su opinión, el proyecto "equilibra" la necesidad del consumidor y las posibilidades del pequeño comercio.

CRITICAS Por su parte, el director general de la Asociación Nacional de Grandes Empresas Distribuidoras, Javier Millán-Astray, calificó de "muy negativo" el anteproyecto de ley de horarios comerciales. A su juicio, una reducción de los festivos de apertura supondrá una gran destrucción de empleo y tendrá efectos negativos para los consumidores. Millán-Astray estimó que "esta nueva ley tendrá como efecto más inmediato la disminución de unos 7.000 puestos de trabajo directo en grandes superficies comerciales de toda España".