La esperanza de crecimiento de la economía de Estados Unidos depende del recorte de impuestos. Esa es la tesis del presidente, George Bush, que ayer presentó en el Club Económico de Chicago un plan de estímulo bautizado de "crecimiento y empleos", cuyos tres ejes son la supresión de los gravámenes en los dividendos accionariales, la reducción impositiva y las ayudas al desempleo. El plan tendrá un coste económico de 674.000 millones de dólares (un cifra similar en euros, que equivale a 112 billones de pesetas) en los próximos diez años, 98.000 de ellos en recortes de impuestos que se aplicarán en los próximos 16 meses.

La propuesta principal es la abolición del doble gravamen en los dividendos, un sistema que el presidente calificó de "injusto". Aseguró que retirar estas tasas "devolverá más de 20.000 millones de dólares a la economía" y beneficiará hasta a 35 millones de estadounidenses.

CRITICAS DE LA OPOSICION

Esta medida --que como todo el plan deberá ser aprobada por el Congreso-- ha sido una de las más criticadas por la oposición demócrata y por diversos analistas. Estos consideran que el plan favorecerá a los más ricos, no tendrá los efectos deseados de reactivación económica a corto plazo y aumentará el déficit federal. Y argumentan que se trata de una apuesta política de cara a las elecciones presidenciales del año 2004, en un país donde alrededor de dos terceras partes de los votantes son inversores.

En el apartado impositivo, algunas de las proposiciones que realizó Bush son aplicar inmediatamente un incremento de 400 dólares en las ayudas por hijo (que pasarían de 600 a 1.000 dólares), eliminar los impuestos que gravan por partida doble a los cónyuges y aumentar la cantidad deducible de compra de bienes y equipos de las empresas de 25.000 a 75.000 dólares, una medida de la que se podrían beneficiar más de 23 millones de pequeños empresarios.

El tercer eje del plan son las ayudas al desempleo, que afecta al 6% de los estadounidenses. El presidente de EEUU destacó la necesidad de "ser más creativos" y anunció una propuesta para crear unas "cuentas personales de reempleo". Los parados recibirán hasta 3.000 dólares de ayuda, un dinero del que podrán disponer libremente. Si encuentran trabajo antes de que pasen 13 semanas podrán quedarse con lo que no hayan gastado.

Las críticas al plan de Bush se apoyan en estudios como los del Centro de Política Fiscal (un grupo de investigación del Instituto Urban y la Brookings Institution) que ha calculado que el 1% de los ciudadanos más ricos del país recibirá el 42% de los beneficios. Según el estudio, las personas que ingresan más de 316.895 dólares al año ahorrarán 13.243 dólares, mientras una familia que gane 21.350 dólares anuales ahorrará sólo 47 dólares.

La Casa Blanca sostiene que el conjunto del plan ahorrará a 92 millones de ciudadanos unos 1.083 dólares este año.