La amenaza de que la crisis económica derive en un "cataclismo" es la justificación del Gobierno de George Bush y del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para defender el histórico plan de intervención enviado ayer al Congreso. La propuesta prevé destinar 485.000 millones de euros (700.000 millones de dólares) de dinero público al rescate de las grandes instituciones financieras en apuros y la elevación del techo límite de la deuda nacional de los 7.663 millones de euros actuales a 7.849.

Tras una subida sin precedentes de las bolsas el viernes, los representantes de la Reserva Federal y del Departamento del Tesoro negocian a contra reloj con los congresistas republicanos y demócratas. Su objetivo es mantener la calma de los mercados a partir de mañana ante el temor a un rebrote de la inestabilidad.

En el borrador del plan se dan dos años de amplios poderes al secretario del Tesoro para comprar activos problemáticos que se emitieran u originaran antes del 17 de septiembre de cualquier institución financiera con sede en EEUU. La cifra de 485.000 millones es similar, según The New York Times , a lo invertido por EEUU en Irak.

NUEVO EQUIPO El plan establece que no se creará una nueva agencia para hacerse cargo de las operaciones. En su lugar, quien dirija la Secretaría del Tesoro --actualmente Henry Paulson-- contratará a personas que comprarán la llamada "deuda tóxica". La idea es hacerse con la deuda que ha originado la crisis a precios por debajo de los del mercado y mantenerla hasta que la situación se normalice. Entonces podría venderse, recuperando la inversión o con beneficio.

El secretario del Tesoro tendrá en cuenta la estabilidad del mercado y la protección del consumidor y simplemente deberá informar al Congreso tres meses después del primer uso de los nuevos poderes y, a partir de entonces, dos veces al año.

Bush insistió en justificar la intervención. "El problema no iba a limitarse a la comunidad financiera --dijo--. Me preocupa si la gente podrá mandar a sus hijos a la universidad o permitirse una casa. El riesgo de no hacer nada es mayor que el que representa este paquete de medidas, y con el tiempo vamos a recuperar mucho de ese dinero", dijo. Bush sabe que se la criticará por intervenir en los mercados, pero calificó la decisión de "esencial". Y lanzó un mensaje al Congreso: "Necesitamos hacer esto rápido y cuanto más limpio mejor".

Tenía razones para meter prisa a las cámaras, porque la semana que viene inician un receso por las elecciones presidenciales, y ya han empezado a escucharse sugerencias de enmiendas al borrador que podrían prolongar su debate o dificultar su aprobación. Hay líderes demócratas, por ejemplo, que insisten en que hay que incluir en el plan ayudas más agresivas a los dueños de hipotecas que no pueden pagarlas, asistencia directa a la clase media o mejoras del paro.

CIERRE DE AMERIBANK Mientras Washington discute las nuevas medias, la justicia también contribuye a calmar los mercados. Un juez federal de Nueva York aprobó ayer de forma urgente la venta de Lehman Brothers a Barclays. La institución británica pagará 894 millones de euros por el banco de inversiones en bancarrota, en una operación que salva a 9.000 empleados de Lehman.

La crisis se cobró ayer la 12 víctima con la decisión de los reguladores de EEUU de cerrar el banco Ameribank, que costará al seguro 29 millones de euros.