Al final, Carlos Bustelo ha perdido el pulso que intentó echar al Gobierno por el traslado de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) a Barcelona. Ayer envió una carta al presidente José Luis Rodríguez Zapatero en la que renuncia a la presidencia del organismo regulador de las telecomunicaciones.

Bustelo ha dimitido ante las "dificultades" para "llevar a cabo el complejo y delicado proceso de trasladar la sede de la Comisión a Barcelona". La breve nota de la CMT recuerda que el "mandato legal de Bustelo al frente de la CMT debía extenderse hasta el mes de diciembre del 2008".

El conflicto entre el presidente del organismo y el Gobierno se desató el 30 de diciembre, cuando el Consejo de Ministros aprobó que la sede de la CMT pasara de Madrid a Barcelona. La CMT entendía que no debía hacerse, mientras que el Gobierno consideraba que el organismo era autónomo en sus decisiones como regulador, pero no en las referentes a su organización.

El Consejo de Ministros aceptará el viernes la renuncia. Las condiciones que debe reunir el sucesor es ser un profesional de reconocido prestigio en el sector y contar con el aval gubernamental. Quien sustituya a Bustelo lo hará hasta que se agote el mandato de éste, a finales del 2008. Después se procederá a un nombramiento para el periodo normal de seis años.

Pedro Solbes, vicepresidente económico, dijo que comprende que Bustelo "prefiera trabajar en Madrid". "Entiendo las protestas y que la gente quiera seguir trabajando en Madrid, pero el Gobierno ha tomado una decisión que, por otra parte, tiene mucha lógica, ya que se trata de empezar una cierta redistribución de entidades a lo largo el país".

DECISION PERSONAL El comité de empresa de la CMT, que también se opone al traslado, dijo ayer que la renuncia no es positiva ni negativa, sino una decisión personal que no afecta al fondo de la cuestión.

El PP difundió ayer una nota de crítica por la dimisión, que cree que responde a una crisis abierta por el Gobierno. "Esta decisión la del traslado es totalmente política y obedece tan sólo a los intereses partidistas del PSOE, que necesita mantener contentos a sus socios de ERC, con el único objetivo de mantener el poder, tanto en Cataluña como en España".