La crisis no es algo nuevo. España ha sufrido "pocas y breves" recesiones en los últimos 40 años. La más dura y recordada para varias generaciones de ciudadanos es la de 1993. La economía registró entonces cuatro trimestres de decrecimiento y la tasa de paro alcanzó el 19,7%. Pese a la negatividad imperante respecto a la actual crisis, La Caixa prevé que será "de una crudeza algo menor y un periodo algo mayor" que aquella.

La caja estima que la economía cerró el 2008 con un crecimiento del 1,2%, que caerá el 1,3% en el 2009, y que se registrarán entre cinco y seis trimestres de caída, hasta el último de este año o los primeros del 2010. El próximo ejercicio volverá el crecimiento y se cerrará con un repunte del 1%.

El desempleo, según sus cálculos, afectará este año al 15,2% de la población activa y se elevará hasta los 3,7 millones de personas, 580.000 más que ahora. Pese a que seguirá repuntando en los primeros meses del 2010, no se alcanzarán los 4 millones de parados y a mediados del ejercicio se volverá a crear empleo.

Aunque reconoció que la previsión dista de ser buena, La Caixa quiso ayer lanzar un mensaje positivo. "Estamos incurriendo colectivamente en un exceso de pesimismo. Por eso hay que subrayar también los factores positivos, que son los que hacen que hablemos de recesión y no de depresión", defendió Jordi Gual, economista jefe de la entidad.

La caja se basa en elementos como la caída de la inflación (prevé una tasa anual del 1,4% este año, que incentivaría el consumo), el abaratamiento de materias primas (que permitirá ahorrar a familias y empresas vía menor factura energética) y la caída de tipos (que reduce el coste de la financiación exterior e incrementa la renta).

MAS PLANES El factor fundamental para Gual, con todo, es la capacidad del Estado para impulsar medidas anticrisis. "España se lo puede permitir; Italia y Grecia, no", argumentó. Las familias y las empresas, a su juicio, deben contener el consumo y pagar sus deudas, pero la Administración debe aumentar paralelamente su endeudamiento para evitar una caída brusca de la actividad.

La Caixa estima que las cuentas públicas se cerrarán este año con un déficit equivalente al 3% del producto interior bruto (PIB), que aumentará hasta el 5,5% el año que viene. Una tasa que incluirá "medidas discrecionales que podrían ser mayores". Sobre todo si se tiene en cuenta que el peso de la deuda sobre el PIB está entre los más bajos de la Unión Europea (41,1% en el 2010), solo por encima del irlandés y el finlandés.

Sin embargo, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, ha afirmado que no hay margen para más medidas. "La obligación de un ministro de Hacienda es ser cuidadoso con los recursos públicos", apuntó Gual.