Los cambios normativos están llevando a las entidades financieras a mover ficha en su negocio de gestión de inversiones. La última en hacerlo ha sido CaixaBank, que este martes ha anunciado una modificación relevante de sus fondos de gestión discrecional (aquella en la que el cliente cede al banco la gestión de su patrimonio) para grandes patrimonios. La medida le va a permitir reducir en entre un 10% y un 12% los costes totales de estos productos. La entidad tiene 24.300 millones de euros en estas carteras (un 35% del total del mercado) y se ha fijado como objetivo crecer en entre 3.500 y 4.000 millones de euros al año pese al entorno de bajas rentabilidades por los tipos de interés oficiales en mínimos históricos.

Se trata de unos fondos bautizados como Master y destinados a clientes de banca 'premier' (con un patrimonio en la entidad de más de 60.000 euros) y banca privada (más de 500.000 euros) que tengan contrato de asesoramiento suscrito con el banco y que inviertan más de 6.000 euros. La novedad es que, en lugar de tratarse de fondos que invierten en otros fondos, lo harán mayoritariamente en el mercado de forma directa (lo que reduce los costes).

Al mismo tiempo estarán asesorados en distintos tipos de productos por cinco gestoras especializadas (Amundi, JP Morgan, Morgan Stanley, Nomura y Robeco). Este modelo permite abaratar el producto sin tocar las comisiones de gestión: 0,75% para menos de 300.000 euros y 0,6% para una cantidad superior. Ello permite que el ratio de gastos totales del fondo (TER) se reduzca al 1,4% para los primeros y al 1,25% para los segundos, entre 0,14 y 0,19 puntos menos que en las carteras anteriores, llamadas Valor.

La normativa europea Mifid 2, que entró en vigor en España en enero del año pasado, limita de forma notable las comisiones que puede recibir los bancos por los fondos y les obliga a ofrecer asesoramiento a sus clientes para poder seguir cobrándolas. Ello ha provocado que muchos estén tratando de convencer a sus clientes de pasar de invertir simplemente en fondos a firmar con la entidad un contrato de gestión discrecional con el objetivo de poder mantener su nivel de ingresos.