Todo comenzó el 15 de octubre de 1905 en Fuente de Cantos. Gracias a la iniciativa de dos vecinos de esta localidad pacense se fundó la primera caja rural de Extremadura, con el objetivo de ayudar a salir adelante a los agricultores de la población. La intención no ha cambiado desde entonces, pero los resultados son muy diferentes. Caja Rural de Extremadura celebra su centenario con 103 oficinas abiertas en la región --este año inaugurará tres más en la provincia de Cáceres-- pasivos por valor de casi 800 millones de euros y 4 millones de beneficios en el último ejercicio.

Aquellos dos intrépidos labradores de Fuente de Cantos se reunieron durante trece horas con el director del Banco de España de Badajoz de la época, Tomás Marín, y en octubre de 1905 nacía la caja rural de esa localidad. Al año siguiente, la ley de sindicatos agrícolas propicia la creación de muchas más cajas rurales en la región.

La acción social de la iglesia también jugó un papel fundamental en la puesta en marcha de estas entidades, más benéficas que económicas entonces, sobre todo en las figuras del arzobispo de Badajoz entre 1905 y 1910, Félix Soto, y el párroco Ezequiel Fernández, según se recoge en una publicación elaborada para la ocasión por Máximo Pulido y Francisco Villalobos.

Así se puso ayer de manifiesto en la finca El Toril (El Carrascalejo) durante el acto de celebración del centenario, al que asistieron dirigentes de la Caja, alcaldes de los municipios donde se crearon las primeras oficinas y el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, que destacó que la iglesia es pionera en crear universidades, hospitales y cajas rurales.