Con el riesgo que supone en un panorama tan incierto, las cajas de ahorro se atrevieron ayer a cuantificar cuántas entidades sobrevivirán al proceso de reestructuración en que está inmerso el sector. Cuando culmine, quedarán "fácilmente" entre 25 y 27 de las 45 instituciones actuales, auguró José Antonio Olavarrieta, director general de su patronal, la CECA.

En las operaciones que se negocian ahora, apuntó, hay 33 cajas inmiscuidas, que podrían ser más si el Gobierno se aviene por fin a permitir que las llamadas fusiones frías (SIP) se articulen en torno a una agrupación de cajas. Algo a lo que se negó en la reforma de estos instrumentos de la semana pasada, pero que, sugirió, se podría aprobar en el trámite parlamentario de la misma. Hay "cantidad de cajas" que están pendientes de ello porque no quieren unirse a través de un banco, afirmó.

Sus cifras fueron similares, si bien no idénticas, a las manejadas por Rodrigo Rato. El presidente de Caja Madrid apuntó que entre 27 y 28 entidades (que acumulan el 35% del activo del sector) están en negociaciones, con lo que quedarán entre 25 y 28. Pero eso en una primera fase. Vendrá una segunda en la que será necesaria una "mayor reducción de capacidad" y a la que sobrevivirán cerca de 20 cajas.

CAMBIOS PELIGROSOS Rato y Olavarrieta sí coincidieron en la necesidad de facilitar la captación de capital a las cajas a través de las cuotas participativas (acciones sin derechos políticos) sin cambiar la naturaleza de las entidades. Es lo que quieren quienes creen en que "el sistema de una banca regional mutualista" debe continuar, alegó el exvicepresidente del Gobierno.

Los dos altos representantes del sector hicieron esta defensa en unas jornadas organizadas por Deloitte y el diario ABC en las que el primer ejecutivo de la mayor entidad de ahorro del país lanzó la voz de alarma sobre la reforma regulatoria global que se avecina. "Ojo con los cambios", advirtió Juan María Nin, director general de La Caixa.

Si las nuevas normas financieras salen adelante como están en este momento de las negociaciones, apuntó, la banca española necesitará 48.000 millones de capital y 300.000 millones de liquidez adicionales a medio plazo. El ejecutivo instó, pues, a las autoridades y al sector financiero a adoptar una "estrategia de país" para defender los intereses españoles de forma más contundente en las negociaciones del Comité de Basilea.

"No es ser nacionalista", argumentó. Responde a que ni la situación económica ni la del sistema financiero es igual que la de otros países, que además, destacó, ya han adoptado "estrategias nacionales".

Nin aclaró que los cambios que se avecinan, incluso si se aplicarán como están ahora, no obligarían a La Caixa a cambiar de modelo. Le harían adoptar decisiones en materias de fuentes de liquidez y capital, que la entidad es "capaz de gestionar".

El problema, añadió, es que las autoridades globales estudian que la mitad de los instrumentos que la banca contabiliza ahora como capital deje de serlo, lo que la dejará "tiritando". Además, negocian que no todos los depósitos computen como liquidez, lo que perjudica a bancas minoristas como la española.

REDUCCION DEL CREDITO Estos cambios, mantuvo, reducirán el crédito, lo cual perjudica más a Europa (el 80% de la financiación de empresas y familias lo facilita la banca) que a EEUU (20%). Además, la penalización de las carteras de participaciones industriales, alertó, "dejará al descubierto" a las grandes empresas energéticas españolas.

Nin destacó que los cambios interesan a los países que están saliendo antes de la crisis, y, por otra parte, perjudican a la banca española, que podría convertirse en un "lastre".