El tan cacareado déficit cero del ministro de Economía y Hacienda Cristóbal Montoro se ha revelado como una falacia. No solamente porque los expertos económicos denuncien un déficit oculto en el teóricamente equilibrado presupuesto del año 2003, sino también porque los guiños electoralistas a autónomos, funcionarios y ciertos pensionistas dejan al Gobierno de José María Aznar casi sin margen de gasto. Cuando el ministro Cristóbal Montoro sume a todo ello la paga extra de los jubilados por el descontrol de la inflación, las cuentas no le van a cuadrar ni con calzador. ¿Qué tal un poco más de maquillaje?