Tras un convulso fin de semana que acabó con la dimisión de su presidente ejecutivo, Charles Prince, el mercado tomó ayer la palabra para evaluar la crisis del grupo Citigroup, el mayor banco del mundo. Y su diagnóstico no pudo ser peor: descensos generalizados en Wall Street y Europa en medio del temor a que la magnitud de la crisis financiera en Estados Unidos derivada del desplome de las hipotecas subprime ponga en riesgo el mercado financiero y acabe en recesión.

En el caso de Citigroup, ayer sus nuevos rectores --un binomio formado por el exsecretario del Tesoro Robert Rubin y el presidente de Citigroup Europe, Win Bischoff, a la espera de que se contrate a un nuevo presidente ejecutivo-- admitieron que la caída del precio de sus activos suplementarios ascienden al equivalente en dólares a 7.500 millones de euros en su cartera de créditos antes de impuestos, una cifra muy superior a los 1.500 millones de euros anunciados por el grupo el mes pasado para el tercer trimestre.

CAIDA DE ACCIONES Tras el anuncio de sus pesimistas datos, las acciones de Citigroup cayeron ayer un 5,6%. La semana pasada lo hicieron un 9% y en lo que va de año, un 31%. En la reunión de este fin de semana, que culminó con la salida de Prince, el grupo admitió que sus beneficios cayeron un 57% en el tercer trimestre de este año. El origen de los problemas hay que buscarlo en las inversiones en activos vinculados a las hipotecas de alto riesgo. Se trata de unos 30.000 millones de euros de obligaciones de deuda vinculadas a las hipotecas subprime.

Hubo un tiempo en que estas inversiones se consideraron muy seguras, pero ahora --y pese a su rentabilidad-- es muy difícil que los inversores se sientan atraídos por ellas, hasta el punto de la valoración de crédito de que Citigroup fue reducida ayer, citando "la fuerte presión" de las operaciones en los mercados de capital y el "inhóspito contexto de crédito de consumidores" a causa del número al alza de ejecuciones hipotecarias y de clientes que no pueden pagar las deudas.

Como consecuencia, y ya que otras entidades bancarias como Bank of America, Merrill Lynch y Morgan Stanley también están en apuros, la desconfianza en los mercados ha crecido, temerosos de unas perspectivas a corto y medio plazo aún más negativas, en lo que en EEUU ya empieza a llamarse el problema del trillón de dólares . Por eso, Rubin y Bischoff se esforzaban ayer en llamar a la calma y en decir que las aguas de Citigroup volverán a su cauce en junio del 2008.

El mismo mensaje de tranquilidad llegó desde Europa. El ministro de Finanzas británico, Alistair Darling, y su colega francesa, Christine Lagarde, afirmaron que sus economías pueden aguantar la crisis.