La técnica con animales al servicio del hombre ha permitido la mejora de la rentabilidad en la producción cárnica y de leche en Extremadura. Las inseminaciones artificiales de razas autóctonas bovinas, ovinas, caprinas, porcinas y equinas en el Centro de Selección y Reproducción Animal (Censyra) de Extremadura han hecho que se haya incrementado la rentabilidad en la producción de carne y leche desde el año 1974.

Estas pruebas de descendencia han logrado una mejora en la rentabilidad cárnica y láctea, puesto que, según concretó a Efe el director del Censyra, Rafael Calero, se ha pasado de 1.030 gramos por cabeza de toro al año en 1974 a 2.000 gramos en este ejercicio; mientras que la producción láctea aumentó de 1.240 kilos a casi 4.300.

Respecto a los datos de ovino, la producción durante ese período se incrementó de 24 kilos/oveja/año a 240 kilos y, en caprino, de 187 a 420 kilos.

Se trata de un centro en el que también se realizan pruebas de testaje, en las que se extraen dosis seminales y embriones de las mejores razas animales para depositarlas en el Banco de Germoplasma, encaminadas a la conservación de la especie. Así, desde 1974 en España se han contabilizado una media de 115.260 pruebas de testaje al año, donde Extremadura y Andalucía copan los primeros puestos, al efectuar cada una un 11,98% de ellas.

Durante el 2004, el censo de animales del centro extremeño asciende a 2.061, de los 805 son de ovino, 145 de caprino, 153 de porcino, y 175 de bovino. Además, trabaja con 25 yeguas, 50 toros y 35 moruecos.