China puede verse obligada a flexibilizar el tipo de cambio de su moneda, el yuan, más rápidamente de lo previsto. Si la presión internacional se vuelve insostenible, Pekín tendrá que acelerar el ritmo de las reformas. Así lo reconoció ayer Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Popular de China, durante su intervención en el Foro de Boao, que reúne en la isla tropical de Hainan (China) a dirigentes políticos y económicos de toda Asia.

"China tiene en cuenta primero sus intereses y factores nacionales, a la hora de llevar a cabo la reforma y, después, la dinámica internacional", declaró Zhou. Al igual que hizo en 1993, cuando por última vez fijó el tipo de cambio del yuan, Pekín antepone consideraciones nacionales a la presión foránea. "Si la presión no es muy fuerte, China llevará a cabo su reforma paso a paso, de acuerdo con sus propias prioridades". Si, por el contrario, la presión internacional es muy fuerte, "podría forzarnos a acelerar la reforma".

No quiso Zhou dar un calendario concreto de reformas, pero reconoció que no existen "obstáculos políticos ni técnicos" que la retrasen. Todo irá "de acuerdo con el proceso de desarrollo de China", afirmó.

ADAPTACION En cualquier caso, la reforma no será una revaluación "sin más". El objetivo de Pekín es hacer que el yuan se adapte a las fuerzas del mercado y que fluctúe según la oferta y demanda monetaria. Una revaluación por las buenas resolvería el problema de la presión internacional durante un tiempo, pero requeriría ajustes continuos.

Los analistas consideran que China está decidida a liberalizar gradualmente su moneda pero sólo cuando haya logrado sanear su sector financiero.

El tipo de cambio de la "moneda del pueblo" (renminbi) se mantiene fijo en 8,28 yuanes por dólar estadounidense desde hace más de una década. En medio de la caída del dólar, Washington acusó a Pekín de mantener la paridad para abaratar sus productos. EEUU achaca a este factor el tremendo déficit comercial que tiene con China, que en el 2004 alcanzó un nuevo récord histórico de 124.000 millones de euros.

Algunos senadores estadounidenses han propuesto imponer sanciones a China. Otros socios comerciales de China, como la Unión Europea, también piden una flexibilización, pero gradual, para evitar shocks monetarios que sacudan el planeta.