Las autoridades de China han anunciado su decisión de tomar medidas "eficaces y severas" para frenar el crecimiento de su economía, que se disparó en un 9,7% en el primer trimestre del año.

El primer ministro, Wen Jiabao, aseguró esta semana que Pekín "está preocupada" por el recalentamiento de su economía, y no escatimará esfuerzos para evitar la sobreexpansión y una espiral inflacionista similar a la que sufrió el país en 1988 y 1993.

Sectores como la construcción, el acero y el automovilístico son los que más preocupan al Gobierno. China consumió en el 2003 el 40% de la producción mundial de cemento, el 27% del acero, el 25% del aluminio y el 7,4% del crudo. El Gobierno ha fijado en un 7% su objetivo de crecimiento para este año.

China "tendrá que apretarse el cinturón en la segunda mitad del año, porque se ha vigilado demasiado la cantidad y muy poco la calidad del crecimiento económico", opina Xu Xiaonian, economista de la Escuela de Negocios Europa-China, con sede en Shanghai. "Algunos sectores están claramente recalentados" debido al exceso de inversión especulativa.

EL PRINCIPAL CLIENTE La Unión Europea se ha convertido en el mayor socio comercial de China, no es inmune a su economía. En los primeros tres meses del año, las transacciones comerciales alcanzaron 31.046 millones de euros, que se saldó con un superávit a favor de China.

Hoy comienza un viaje de 10 días del primer ministro Jiabao por cinco países europeos --Alemania, Bélgica, Italia, Gran Bretaña e Irlanda-- para tratar sobre las relaciones comerciales.