El Gobierno chino dio ayer un nuevo paso en la guerra comercial del sector textil al anunciar la suspensión de los aranceles a la exportación de 81 categorías de productos. Las tarifas aduaneras impuestas desde principios de enero sobre 148 productos quedan suspendidas para 78, mientras los aranceles adicionales anunciados hace sólo 10 días no se llegarán a aplicar.

Esta fue la respuesta china al inicio de los procesos en EEUU y la UE para imponer límites cuantitativos a las ventas de textiles chinos. El Gobierno de Pekín ya había adelantado que las restricciones voluntarias podrían llegar a su fin si sus socios comerciales se empeñaban en tomar "acciones unilaterales".

"China es un país responsable. Estamos dispuestos a colaborar para lograr una transición fluida del mercado textil mundial", declaró el ministro de Comercio, Bo Xilai. Pero Pekín "nunca aceptará" las medidas que tratan de imponer Washington y Bruselas. EEUU ha iniciado procesos para restablecer las cuotas en siete productos, mientras la UE solicitó el viernes conversaciones formales con Pekín.

BUSCAR EL CONSENSO Pekín tiene 15 días para consensuar una solución con la UE o, de lo contrario, Bruselas impondrá cuotas que permitan sólo el incremento del 7,5% de las importaciones sobre la media de marzo del 2004 a febrero del 2005. La Comisión Europea insistió ayer en que el proceso iniciado se basa en el "daño irreparable" causado a la industria europea por las importaciones de China, según dijo Claude Veron-Reville, portavoz del comisario de Comercio Peter Mandelson.

China desoyó ayer el mensaje de su industria, que le pide medidas revanchistas. Pero se reserva el derecho a plantear la cuestión ante la Organización Mundial de Comercio. La UE y EEUU han ido "demasiado rápido", según Bo Xilai, basando sus decisiones en datos de sólo tres o cuatro meses, tras el levantamiento de las cuotas de la OMC, el 1 de enero. "La llamada avalancha de productos chinos es una exageración", opinó.

En España, el Ministerio de Industria aseguró que la suspensión de los aranceles sobre el textil chino "no supone el fin de las negociaciones" entre Pekín y la UE. Tanto patronal como sindicatos acogieron con sorpresa y rechazo el anuncio de Pekín.