En todo el mundo, sólo Cuba, Irak y Libia quedan fuera del radio de acción directo de Coca-Cola. La chispa de la vida ha perdido fuerza sobre todo en el mundo islámico. La política exterior de Bush ha desencadenado el boicot a los productos estadounidenses. Y el primer damnificado ha sido el grupo de Atlanta, con una caída del 10% de ventas en Oriente Medio y la aparición de competidores locales, como la iraní Zam Zam Cola.

El boicot empieza a llegar a Europa. En Francia, el último episodio de esta batalla comercial es la aparición de una bebida gaseosa, llamada Mecca Cola, que ataca al gigante estadounidense desde el mismo eslogan: "No bebas como un idiota, bebe compromiso". Su inventor, Tawfik Mathlouthi, es un emprendedor musulmán que dirige la emisora parisina Radio Mediterranée. Sus méritos en el mundo de la comunicación parecen innegables, a juzgar por la enorme repercusión que consiguió dar a su Mecca Cola aún antes de que nadie hubiera visto una sola botella de la bebida, que lanzó coincidiendo con el inicio del Ramadán. Concluida la celebración, Mathlouthi está satisfecho por el "entusiasmo considerable" con el que, dice, ha sido acogido el producto.

Asegura que en un mes se han vendido un millón de botellas de litro y medio, etiquetadas en árabe y francés con los colores rojo y blanco que identifican "esa bebida" a la que se resiste a llamar por su nombre. Ha conseguido cierta celebridad, más por sus apariciones en los medios de comunicación que por la presencia de la bebida en las estanterías de los hípers. Asegura, sin embargo, tener ofertas de las principales grandes superficies, e incluso que una de ellas --Carrefour-- le ha comprado ya 80.000 botellas para distribuirla en Madrid. Algo que desmiente la compañía.

A Mathlouthi no le gusta hablar de la vertiente económica del producto. "¿Es una entrevista o un interrogatorio policial?" replica cuando se le pregunta por los beneficios.

Prefiere hablar de la vertiente política de su idea, la de "decirles a los americanos que estamos hartos de su imperialismo". Para hacerlo, ha elegido uno de sus símbolos, Coca-Cola, mediante una bebida en cuya marca figura el nombre del lugar santo del islam. Si las ventas del producto funcionan, promete hacer llegar fondos a los palestinos --el 10% de los beneficios-- y a asociaciones humanitarias francesas.